Wii, Move... ¡Kinect!

 

Recuerdo una época en la que los videojuegos competían por ser espectaculares. Las grandes inversiones eran en gráficos, en velocidad, en animaciones, en música, en sonidos, en historias apabullantes. Los mejores juegos eran los más reales, los más veloces, los que impresionaban por su grandiosidad estética. Los créditos de artistas gráficos, diseñadores, maquetadores, animadores, músicos, creadores de efectos de audio incluso actores, operadores de cámara y demás eran propios de una superproducción de Hollywood. Sin embargo, un buen día, todo eso cambió.
Llegó la wii y lo revolucionó todo. La novedad era el mando, pero con ella vino todo un nuevo concepto de diversón. Con ella la habilidad de los dedos era poco importante, y saberse de memoria combinaciones de teclas dejó de ser un problema. Porque se comenzó a jugar con los brazos, con las piernas, con todo el cuerpo. Y los juegos eran distintos, deportes sencillos, arcades sin grandes complicaciones, carreras de coches sin grandes alardes visuales. Una simplicidad de forma y fondo que no era la tónica habitual en el género.
Incluso, fijaos qué sutil, los anuncios cambiaron. Cuando hasta entonces casi toda la publicidad iba dirigida a veinteañeros “friquis”, de pelos largos y camiseta oscura, ahora empezaron a aparecer familias. Padres e hijos, mujeres y abuelos, familias completas jugando juntos. Porque los juegos se hicieron más abiertos, más “para todo el mundo”.
El tiempo wii está pasando y ahora son las dos grandes consolas, Playstation y Xbox, las que pelearán con sus mandos por el sustancioso mercado navideño. La “play” ya sacó el suyo, el llamado “Move”, una especie de nunchaku parecido al de wii que poca novedad técnica supone y que, sinceramente, no creo que vaya a suponer un bombazo. El que sí me ha impresionado es el nuevo Kinek de Xbox, un mando en el que la novedad es... ¡que no hay mando! Yo, la verdad, no me lo creía, pero es real. Y funciona.
Un sistema de pequeñas cámaras detectan las partes del cuerpo, brazos, piernas, codos, rodillas, cabeza y tronco, que se usan de forma independiente. Es decir, puedo hacer una acción con la pierna a la vez que hago otra con una mano y muevo la cabeza o giro el tronco, y todo eso, en el pequeño mundo del juego, sirve para algo distinto. La experiencia es mucho más real, aunque los gráficos sean básicos, parecidos a los de la wii, aunque los juegos sean limitados, no importa. La sensación de estar dentro del juego es tremenda, completa e intensa. Tanto, que difícilmente no se termina cansado e incluso sudoroso sólo pocos minutos después de empezar a jugar.
En EEUU está a punto de salir, aunque para verlo en Europa habrá que esperar a diciembre. ¿Se convertirá en el regalo estrella de estas próximas navidades? Si tuviera que apostarme algo, creo que diría que sí.