El fútbol, Dios y la vida
"El fútbol se parece a Dios en la devoción que le tienen muchos creyentes y en la desconfianza que le tienen muchos intelectuales". Eduardo Galeano, periodista, escritor, amante del fútbol y uruguayo. Remarcó lo de uruguayo porque era uruguayo, sin más. La frase es la vida o la vida es la frase. Yo soy creyente, del fútbol seguro, de Dios como dice un buen amigo a días. Sé que en él no castigará que lo digo, hablo del amigo claro, Dios no castiga nunca aunque muchas veces nos preguntemos por qué pasan las cosas. El escritor nos dejó esta semana, su legado será eterno.
El fútbol es la sociedad, es la vida. En el conviven egoístas, generosos, iluminados, torpes, poderosos, pobres, humildes, soñadores, realistas, interesados, dadivosos, elegantes, horteras, zafios, educados… todos. Seguro en cada uno de los términos utilizados han visto reflejado a un futbolista, a un entrenador, a un directivo, a un aficionado, a un niño. Es su grandeza contra la que no pueden los necios, los tramposos.
El fútbol fue para Galeano la excusa para las reflexiones más profundas, para los debates más geniales e intranscendentes pero obligados. El fútbol bien entendido tiene la capacidad de divertir, de abstraer, de generar más pasión que nada, al igual que tiene una capacidad de destrucción infinita. El fútbol mueve hilos invisibles que erizan la piel y que siembran de recuerdos la vida. Uno lo une a sus recuerdos de vida, otro a sus momentos únicos. Los realistas ven exagerado el mundo del futbolero, el soñador lo iguala a su forma de vida. Leer al uruguayo era una demostración de que el fútbol no son 22 locos detrás de una pelota, ni de miles de gargantas enrojecidas articulando vocablos hilvanados o no.
Como dijo "en su vida un hombre puede cambiar de mujer, de partido político, de religión pero no puede cambiar de equipo de fútbol", yo añado si se me permite que puede cambiar de amigos, de ciudad, de trabajo, incluso de sexo, pero estoy con él nunca de equipo de fútbol. Por un motivo simple la fidelidad a una camiseta, un himno, un escudo, no se negocia. Porque querido maestro con los sentimientos no se negocia. Se vive. DEP.