Atrapado en el tiempo
Últimamente, el Real Valladolid parece vivir en el día de la marmota, aquella película en la que el protagonista veía cómo se repetían los acontecimientos una y otra vez sin que nada pudiera hacer para evitarlo. En Pucela conocemos al dedillo la sucesión expulsión-sanción-recurso-Competición-Apelación-TAD-sanción, o lo que es lo mismo, mover cielo y tierra durante toda la semana para volver al punto de partida y que nada cambie. Da que pensar si realmente merece la pena seguir intentándolo.
Después de la expulsión de Miguel Ángel Portugal en Albacete, esa secuencia habitual se ha visto algo alterada; muy poco eso sí. Resulta que el primero de los comités de la lista, el de Competición, ha estimado "parcialmente" las alegaciones presentadas por la entidad vallisoletana (sí, parcialmente, como suena). Algo así como decirte que tienes parte de razón, pero que te van a sancionar igualmente te pongas como te pongas. Dicen sus miembros que no pueden acogerse al Artículo 120 del Código Disciplinario porque el árbitro no utilizó la palabra protesta en el acta, pero que el entrenador del Real Valladolid no se dirigió al asistente de forma calmada, educada y serena. Así que, aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid, se acogen al 122, cuya sanción (de uno a cuatro partidos), curiosamente, puede ser más dura que considerando el anterior (dos o tres). Sorprende que tachen al técnico de nervioso, maleducado y exaltado, que es lo que dan a entender. Lo dicen de Portugal, que es el hombre más correcto del mundo. Y que además fundamenten su argumento diciendo que el mister salió levemente de la zona técnica. De chiste.
Sea por unas cosas o por otras, lo cierto es que todo hace indicar que la secuencia va a seguir intacta esta semana y que se llegará al viernes con una ratificación de la sanción. No quedará otra que acatarla y, sin el entrenador en el banquillo, intentar que el domingo se añada la palabra victoria a la serie, y evitar que el equipo acabe el año atrapado en el tiempo.
