Un paraíso llamado Betis

Hacía tiempo ya que no escribía unas líneas sobre el Real Betis pero ha llegado otra vez el momento. Aquella vez pedí perdón a Manuel Pellegrini porque tuve muchas dudas con su fichaje, pero me las apagó en su momento. Lo que ha venido después no hará que me desdiga de ese perdón, pero sí hace que aumente mi opinión sobre lo que de verdad pasa en este Betis. Y lo tengo claro: este Betis es un paraíso.

No hizo falta que acabara el partido en San Mamés para que mi hijo se fuera a la cama otra vez con la cara hasta el suelo. Y aproveché el momento para conocer impresiones de amigos béticos y otros que no son béticos. Incluso de más de un hombre de fútbol de élite. El veredicto fue claro: este Betis es un paraíso. Por eso casi todos quieren estar en el Betis, casi todos que buscan todo lo que no sea ser un club competitivo de verdad. Desde el presidente hasta muchos jugadores. Desde ciertos entrenadores hasta algunos directores deportivos. Desde aquellos que defienden a ultranza una vergüenza tras otra, dentro y fuera del club, por unas migajas hasta un vicepresidente deportivo que va a pasar a la historia negra del Betis. También, muchos aficionados, que sentirán mucho a su Betis pero siguen aguantando lo que hay. Y hasta para la llamada oposición parece que este Betis es un paraíso.

Quienes han dicho que no a este Betis, quienes me han repetido más de una vez que este Betis es imposible, llevaban y llevan toda la razón. Porque este Betis es todo menos élite, es todo menos un club competitivo. El Betis es un paraíso donde uno vive muy bien, donde todo importa menos lo importante. Qué más da, si lo que importa es ser del Betis. Si cuando juega el Betis es diferente. Uno no puede defender lo indefendible viendo un ridículo tras otro. Algo tiene que haber por ahí que me he perdido. A lo mejor es miedo al poder, no sería la primera vez en la historia de la humanidad. ¿Un bético ve lo que están haciendo con su Betis y sigue aceptando esta realidad?

Quien quiera ser engañado, allá él. Mejor dicho: quien se deje ser engañado, allá él. Aquí en estas líneas contaré lo que pase y lo que no pase, aunque a alguno le duelan los oídos y otros se ofusquen con eso del biriperiodismo que da más risa que otra cosa. Con el VAR, con las líneas que salen torcidas o están puestas mal. Contaré si de verdad el Betis ha sido perjudicado por los árbitros. Contaré lo bueno, ojalá haya mucho bueno en el Betis, pero también lo malo. Para eso estamos. Y, desgraciadamente, hay mucho malo y malos que contar. Y no me digan más que el Betis es un sentimiento. Sentimiento es ver cómo tu hijo, como muchos niños béticos, se va triste a la cama porque su Betis es un alma en pena. Y pierde y pierde. Eso sí que es doloroso de explicar. Y ojalá, ojalá, no tenga que explicar otra vez qué pasaría si el Betis queda entre los tres últimos. Aunque da igual, también habrá quien defienda un descenso, pregonará su beticismo y cantará el pío, pío.