Cop y los que nunca están
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Hace mes y poco llegamos a leer que hasta nuestra querida Súper Piedra era mejor futbolista que él. Desde luego es un jugador extraño: torpe en apariencia, es capaz de mezclar en una misma jugada dos sombreros al rival con un centro con menos fuerza que el que tiraría un benjamín. Y sin embargo, Duje Cop se ha revelado en imprescindible. El que parece que nunca estuvo está más presente que nunca. "Si te vas me quedo en esta calle sin salida", cantaba Robe. Las cositas del fútbol.
No es Málaga una plaza cómoda para los delanteros, sospechosos habituales cuando fallan un par de ocasiones. En los últimos tiempos Baha, Rondón o el propio Santa Cruz nunca generaron consenso. Son tres ejemplos de futbolistas que, con sus diferencias, aportaron bastante más allá de lo que dictan sus cifras. Los intangibles no se miden y, por tanto, son más difíciles de valorar. Seguramente esta sospechas también se den en otros lugares.
Cop entronca con este perfil de delantero. Suma apenas tres goles pero ha sido faltar por una inoportuna lesión muscular y a Javi Gracia se le ha caído el tenderete. Los árbitros han ayudado lo suyo también, pero antes de que Cheryshev pisara a Kameni el Málaga dejó de ser el Málaga cuando Cop pidió el cambio tocándose el muslo. Su presión constante y labor oscura son necesarias para un equipo que basa buena parte de su éxito en su intensidad. Que le pregunten a Charles si necesita a Cop a su lado. La mejora del Málaga nace con Cop batiéndose el cobre al lado del brasileño.
Su gesto hierático y gélido otorga a Cop cierto aura carismático. Su padre Davor hizo carrera en el fútbol yugoslavo e italiano y se retiró con un centenar de goles. Duje nació en Vinkovci, ciudad de apenas 35.000 habitantes que padeció los estragos de la Guerra de Croacia. Está por ver si continúa el año que viene, pero haría bien el Málaga en estudiar su fichaje. El gol es la última consecuencia del fútbol. Para llegar a él hacen falta tipos como Cop.