Sinceramente, Portugal no debe seguir
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Si la semana pasada pedí ayuda para saber qué hacer con el Real Valladolid, ahora es todo lo contrario. Lo tengo muy claro. Sé qué es lo que quiero y, también, qué es lo que necesita el Pucela. Hace unos días desconocía si creer o no en el ascenso. Ahora tengo muy claro que Miguel Ángel Portugal no puede seguir en el estadio José Zorrilla.
Puede parecer una medida exagerada, teniendo en cuenta que restan pocas jornadas para el final de temporada, pero, hoy por hoy, y tras el resultado y, sobre todo, la imagen de los tres últimos partidos, es incompatible que el Real Valladolid pueda luchar por el ascenso con el burgalés. Si el club quiere vender que el objetivo es aún posible, su hombre no es Miguel Ángel Portugal.
No lo es, entre otros asuntos, porque el experimentado entrenador no está siendo él. Está usando unos argumentos pobres y que nunca había utilizado. De un tiempo a esta parte, está sacando constantemente sus resultados y hablando de que él recibió al equipo en puestos de descenso. Alejado de sus peticiones de respeto y valor del trabajo de otros, Portugal se defiende con datos de una situación que no es positiva para él. No está cómodo y es consciente de que no sabe por dónde salir ante la situación del Pucela. Está perdido, desconocido y, por lo tanto, fuera de la dinámica que pide el equipo.
La decisión de quién iba a ser el nuevo entrenador tras la destitución de Garitano era la más importante para el Valladolid desde la entrada en el concurso de acreedores. En mi opinión, la decisión era transcendente de ella iba a depender tirar o no la temporada del Valladolid, las opciones pasaban por un modelo y un proyecto a medio plazo o continuar en el cortoplacismo. El posible proyecto a medio plazo pasaría por ser sostenibles económicamentes y la firma de jugadores que generen un proyecto de ascenso en 2-3 años, similar a lo hecho por la Real Sociedad. Apoyándonos en un entrenador joven o con el cual la afición se sintiera identificada al que no se le exigieran resultados inmediatos si no que se creara de verdad un equipo. Por contra, la otra opción y la que lleva eligiendo Suárez constantemente es la de resultados inmediatos. De la temporada pasada a esta cambian más de 12 jugadores del equipo y este año sin ascenso ocurrirá lo mismo. No existe identificación con el equipo por parte de la afición y además el coste es alto y cada temporada a comenzar desde cero. Hasta que no veamos más allá de ascenso sí, ascenso no, no conseguiremos nada. El objetivo pasa por ser un equipo sostenible y progresivamente conseguir nuevas metas. Subir a Primera para descender a los dos años es pan para hoy y hambre para mañana. El objetivo a largo plazo del Valladolid no puede ser ascender a Primera, tiene que ser el de convertirse en uno de los habituales de Primera División.