Óscar, el gran culpable blanquivioleta

El Real Valladolid descendía en 2004 después de 11 temporadas consecutivas en Primera. El primer culpable pareció ser un Óscar González, de sólo 21 años, porque no 'rindió' como debía ante la ausencia de Ariza Makukula. En su regreso a Valladolid, en 2010, fue señalado por el fracaso de Antonio Gómez y el poco uso que el madrileño hizo de él. "Razón levará el entrenador", se dijo. Quizás sí. O quizás no. La cuestión es que, por tal situación, el José Zorrilla pidió la marcha del jugador el 15 de enero de 2011.

 
Pasados los años, con el equipo de regreso a Primera tras dos temporadas y media indescriptibles del salmantino, la lupa nunca se ha retirado del '10'. Un descenso, un no ascenso y la mala situación actual parecen tener sólo una explicación: Óscar González. El supuesto culpable de todos los problemas que ocurren en el estadio José Zorrilla y un simple acompañante de los éxitos pucelanos.

"Ésta es mi casa"

Lo dijo en febrero de 2013 cuando más tocada estaba su imagen. Lo sigue manteniendo y lo pensará siempre. El Real Valladolid es la casa de Óscar González, pero tal afirmación parece no tener valor. Aquello que se solicita a los fichajes en el día de su presentación y todo aquello que se envidia de los demás equipos, no se valora en casa. Que un jugador afirme que el estadio José Zorrilla es el lugar donde quiere seguir y donde apuesta por hacerlo, resulta una buena oportunidad para potenciar la exigencia y aumentar la presión.
Óscar González está hecho para jugar en el Real Valladolid, para guiar sus éxitos y para que el entorno disfrute de él cuando está sobre el campo. Posiblemente, muchos de aquellos que se quejaron amargamente con la salida de Iker Casillas del Real Madrid, por ejemplo, solicitan e, incluso, exigen que el único canterano que hay en la plantilla salga del estadio José Zorrilla. Cuestión de poca memoria e incongruencia.

Siempre hay un matiz

Ya sea por el recuerdo selectivo o la extravagancia, si Óscar no es convocado, el entrenador le está dando un toque de atención. Si, por el contrario, está en el banquillo y no juega, el cuerpo técnico está dejando claro que no está para jugar. Si le retira del campo, queda patente que él es un problema en el juego. Si sus datos no son buenos, es que ya no es el que era. Si sus estadísticas son brillantes, la afirmación es que el fútbol no son datos. Es algo más.
Parece que siempre hay una excusa contra ese jugador que apostó todo por el Real Valladolid, que cedió como nunca ha hecho nadie ante la situación económica del club y que ha rechazado más ofertas que ningún otro jugador para superar todo tipo de obstáculos. Lo ha hecho porque el Real Valladolid es "su casa".

Un 'desperdicio' más

El jugador salmantino parece no valer para el actual proyecto pucelano. Ni para éste ni para el siguiente. Se convierte en uno más en la lista de jugadores que han abandonado Valladolid y han seguido la dinámica que marcaban sus carreras lejos de la presión desmedida y exigida del estadio José Zorrilla. Óscar es aquel que soporta esa presión y que parece no contentar a nadie y que cuando consigue algo es por mero acompañamiento ha sobrepasado a todas las estrellas del equipo.
Hernán Pérez era mejor. Javi Guerra parecía ser más valorado pese a que nunca contentó al 100% de la afición. Patrick Ebert era mucho más diferencial que él. Todos los que han destacado han sido mejores que él en los momentos brillantes pero se han escondido en los duros. Se han agazapado y no han vivido las exigencias que sí parecen tener los que más han dado por el club, los que más han apostado por el equipo y los que más más han perdido y rechazado por seguir en el Real Valladolid. De un tiempo a esta parte es el momento de Óscar. El año pasado también lo fue Carlos Peña o Jesús Rueda. Hace unos años fue el momento de Álvaro Rubio, la pieza indispensable del Real Valladolid que nadie quería ver en el equipo para que jugara Mehdi Nafti o Sergio Matabuena.
Lo cierto es que nunca creí en las llamadas corrientes de opinión pero, el tiempo y el bipolar y desmedido análisis del fútbol me está obligando a verlas como reales. Si todo en este bendito y coartado deporte pasa por exigir más al que más te ha dado y el que más te ha regalado, yo me bajo de este barco. Ésta no es mi idea de recompensar a aquellos que se han partido la cara por lo que yo también amo.