De cantera y de maestros canteros

Hace unas fechas saltó la noticia de que Fernando Quintanilla “Txirri”, quien  tras muchos años en puestos de responsabilidad en el organigrama de Lezama (estaba al frente de las relaciones con los clubes convenidos del Athletic Club, siendo uno de los principales captadores de talentos), firmaba con la Real Sociedad SAD como ojeador/captador de jugadores en Bizkaia.

Asímismo, la prensa bizkaina se hacía eco de diversos movimientos de jóvenes jugadores bizkaitarras (alguno de ellos muy jóvenes) a clubes no sólo vascos como Eibar SAD, Real Sociedad SAD, Osasuna CF, Alavés SAD, sino incluso a clubes como el Real Madrid CF o el Villareal SAD. Al parecer, en total, y de momento, han sido 13 jugadores los que se han “escapado” de la red del Athletic.  Así que, ante la ausencia de competición, la prensa deportiva bizkaina ha dedicado su tiempo a rellenar páginas con este tipo de noticias, provocando un cierta sensación de “alarma”, preocupación y desasosiego en la afición rojiblanca.  Todo ello me lleva a efectuar las siguientes reflexiones.  En primer lugar, no hay que volverse “locos”. Esto ha pasado siempre y seguirá ocurriendo, en mayor o menor medida. Estoy convencido, diría más, estoy seguro, de que todos esos jugadores han sido seguidos por ojeadores y captadores del Athletic, y los maestros canteros de Lezama, por uno u otro motivo, han decidido apostar por otros chavales a quienes, según su criterio profesional, ven con mayor proyección.   Tengamos presente que en los equipos con los que cuenta la estructura de Lezama no pueden entrar todos los jugadores prometedores que juegan en los diferentes clubes convenidos, y no hablo ya solo de los clubes bizkainos, sino de todos los clubes convenidos, así que hay que hacer una “selección” de acuerdo con los criterios de los maestros canteros de Lezama.  El número adecuado de jugadores para una plantilla de un equipo es el que es. Podríamos decir que en fútbol 7 estaría entre 10 y 12 jugadores y en fútbol 11 entre 19 y 22, luego ya depende de cada club, o en ocasiones incluso, de cada entrenador.  Esos jóvenes jugadores que se quedan a las puertas, que por supuesto son muy buenos jugadores, son objeto de seguimiento, y de hecho cada temporada en los distintos equipos de la cantera de Lezama se dan muchas bajas y altas. Algunos de esos jugadores por los que se apostó inicialmente no han cumplido con las expectativas que de ellos se esperaba, y se les da la baja,  y otros que fueron en su día descartados han evolucionado más y mejor en sus clubes, y son incorporados.  Así sucede temporada tras temporada.  En segundo lugar tengamos presente que con jugadores tan jóvenes hay que hablar de “apuestas” más que de realidades. Esas apuestas en la mayoría de las ocasiones no salen bien (no más del 1% de los jugadores que pasan por los diferentes equipos de Lezama llega a debutar en primera división).  ¿Se pueden equivocar los ojeadores/captadores? ¡Claro!  ¿Se equivocan? ¡Por supuesto!  ¿Se equivocan muchas veces? No tantas como se piensa.   ¿Cuántos jugadores bizkainos descartados por el Athletic en estas edades, hasta los 18 años, están jugando ahora mismo en primera división?  Podría afirmar, con un escasísimo margen de error, que ninguno.   En tercer lugar hay que tener en cuenta que si se decide incorporar a uno de esos jugadores inicialmente descartado pero que ha recibido propuestas de otros clubes, se deberá descartar a otro, y ese otro ahora “descartado” a su vez puede recibir igualmente ofrecimientos de terceros clubes, entrando de esta manera en bucle y en una situación dificilmente resoluble de manera unilateral por el Athletic.  Y en estos casos a los maestros canteros de Lezama les entran los nervios y las dudas. ¿Y si nos estamos equivocando? ¿Y si resulta que triunfa fuera y luego hay que pagar un dineral por él para que vuelva?  Ello provoca que se den algunas situaciones diría que un tanto surrealistas y creo que con un ejemplo se explica mejor lo que quiero decir.   Un jugador cadete del Danok Bat acaba de fichar para el Juvenil B del Real Madrid. Ese jugador estaba en la órbita del Chelsea desde hace algún tiempo y bajo la atenta mirada de los maestros canteros de Lezama, pero a éstos, por los motivos que fuera, no les acababa de convencer si bien seguían la evolución en su club, uno de los clubes que mejor trabaja la cantera (pese a que personalmente no me acaba de gustar ciertas actitudes y formas de actuar, fuera de lo que sería el aspecto puramente deportivo).  Una vez que el Real Madrid hace efectivo su interés es cuando a los maestros canteros de Lezama les entran los nervios, las dudas y se desdicen, intentando evitar su marcha ofreciéndole su incorporación al club. Ello da una sensación de falta de criterio, de coherencia y muestra inseguridad.  ¿Si hace unos meses no acababa de convencer, por qué ahora sí? ¿Presión mediática?  ¿Miedo al error?    Obviamente  lo ideal es que esos jóvenes jugadores que apuntan maneras pero que por criterios de los maestros canteros se quedan fuera, continúen formándose en sus clubes bajo la atenta mirada de aquéllos, pero … cuando aparecen los cantos de sirena a los padres/madres nos entran las prisas y los nervios, y quizás no seamos los mejores consejeros para tomar una decisión: ¿quedarse y esperar? ¿marchar?  ¿Y si dejamos pasar este tren y no vuelve, y luego no pasa ningún otro?     ¿Y si tengo una estrella en casa y en el Athletic no lo saben valorar?  Como me dijo una vez el Director Deportivo de un club modesto: los chavales no son del Club son de sus padres y ellos al final deciden donde juegan. Y así es, y así será.  Y reitero mi pregunta: ¿Cuántos jugadores bizkainos descartados por el Athletic en estas tempranas edades juegan ahora mismo en primera división?  En definitiva, de momento es más el ruido que las nueces, pero ello no significa que debamos bajar la guardia. Es un toque de atención, por lo que los maestros canteros de Lezama deberán extremar los cuidados de la cantera, ser imaginativos, dotar a los clubes convenidos de más y mejores medios (formación), y contar con los mejores ojeadores, captadores, monitores, formadores y entrenadores de jóvenes que haya en el mercado, ya que en ello está la supervivencia del Athletic tal y como lo conocemos desde hace 119 años.
Por Gontzal Sever, socio del Athletic Club