Athletic, el invitado ideal

Se cerró la temporada y el Athletic Club nos ha dejado un sabor amargo de boca tras la lamentable imagen que dieron los rojiblancos en el Calderón y que nos hace estar pendientes de lo que suceda en la final de Copa para que la séptima plaza nos conceda un billete a Europa abordo, eso sí, de un tren con paradas en demasiadas estaciones.

Se podía haber puesto un brillante broche con la clasificación europea sin depender de carambolas pero los de Valverde, desconozco por que razón, han disputado un campeonato liguero con 135 minutos menos, esos minutos que van desde el descanso en el partido de San Mamés hasta el Leganés hasta que el domingo se pitó el final del partido del Calderón.   Desconozco dónde estuvo el equipo durante ese espacio de tiempo, pero en ninguno de los dos campos dio señales de vida por ningún lado. Lo de San Mamés en la segunda parte no tiene explicación alguna, lo del Calderón fue algo que muchos conocemos desde hace tiempo, entra dentro de lo habitual, pero con lo que había en nadie hubiera dicho que éramos nosotros los que necesitábamos los tres puntos, visto lo visto.   Los rojiblancos volvieron a ser ese invitado agradable que todo el mundo quiere para su fiesta, y la del Manzanares era de las gordas: simpático, agradable conversador, lleva unas botellas de buen vino, no discute con los cuñados y, si hace falta, hasta friega los platos. Es una imagen que le ha acompañado a lo largo de su historia.   Allá dónde hay una fiesta y el Athletic acude, ejerce de invitado ideal. Y como la del domingo era una fiesta por todo lo alto, se sumó tanto a la fiesta, en la que puso todo de su parte para que lo del Calderón fuera un orgasmo masivo. Que para eso el Atlético lo fundaron unos de Bilbao, oiga.  Ha sido una auténtica pena lo sucedido. El Calderón no es el campo más bendito precisamente para los leones y quien más o quien menos, nos esperábamos lo peor, pero no de esta manera tan blanda y amable con el anfitrión. Una derrota que sumada a la segunda parte de ese penúltimo choque nos pone unas gafas negras que sólo nos acabaremos quitando cuando, ya un poco más en frío, valoremos lo que ha sido la temporada, con muchos altibajos y una imagen fuera de casa que durante algunas fases ha sido como para cambiar de canal y ponerse a ver películas suecas, ya saben, esas en las que se oye la hierba crecer.   En el tramo final la temporada se enderezaron un poco hasta que llegó la inexplicable derrota de Mendizorroza, donde se cayó en un partido en el que, como decían en los anuncios de chicle sin azúcar, nueve de cada diez dentistas lo recomiendan. Aquel día al Athletic le tocó el odontólogo antisistema y perdió inexplicablemente.   Y cuando mejor lo tenía todo porque los rivales andaban por la misma senda llegaron ese partido y medio en el que nos ha dejado esa sensación tan extraña sobre los que ha sido una temporada que, siguiendo con el azúcar, bien se podría endulzar si finalmente el Barça nos da el billete para Europa ganado la final de Copa.
Sería la sexta participación en siete años, la cuarta consecutiva. No olvidemos esto y tengamos un poco de memoria sobre lo que han supuesto estos siete años y sobre lo que sucedió en los que los precedieron.
Por Jon Spinaro

@Jonspinaro