Pendiente de evolución
Tuvo que ser, fijo, algún gurú de la comunicación quien inventara las comparecencias sin preguntas, las ruedas de prensa a través de un plasma (vaya tela, Mariano) y, ya más recientemente, el vocablo ‘pendiente de evolución’. Así está, pendiente de evolución, el tobillo izquierdo de Pape Diop desde hace 19 días por un esguince de grado uno o dos millones… Porque ahí anda todavía con muletas y bota ortopédica el senegalés, que la semana pasada viajó a Barcelona para que le echaran un vistazo. Como su tobillo, su futuro: en trámite. Pero no es el único al que se le ajusta el dichoso término en este Levante 2014-15, que todavía no sabe si el año que viene jugará en el Santiago Bernabéu o en Torrente. Sí, allí juega ahora Huracán, que como le dé por subir al final de curso provocará más de un ataque de celos en el mundillo futbolero. De los seis partidos que le quedan al Levante (Getafe, Córdoba, Real Sociedad, Atlético, Deportivo y Elche) es muy probable que baste con ganar dos y llegar virtualmente salvado a la última jornada contra un Elche sin nada en juego. Aunque hasta es posible que alguno mantenga la categoría con 30 puntos, porque entre la sanción pendiente de la FIFA al Almería y la de la LFP al Elche, el precio por jugar en Primera está por los suelos.
Suspendido hasta nuevo aviso también está el futuro de muchos jugadores. Ivanschitz, Navarro, Ramis y otros tantos quedarán libres si el equipo baja. Serán caros para Primera división, poco útiles para jugar en Segunda o hasta en algunos casos las dos cosas y por eso firmaron ese tipo de contratos cuando llegaron a Valencia. Lo mismo ocurre con el entrenador, con la gira asiática (tiene pinta que ni siquiera en Primera), con Nike para un futuro a medio plazo, con el patrocinador… y hasta con el director deportivo. Por mucha normalidad que quieran vender, si todo estuviera tan claro, Manolo Salvador ya habría renovado un contrato que acaba en 2016. Sólo hace falta repasar sus dos anteriores renovaciones y fijarse en la antelación con la que firmó. Es Manolo, por cierto, un extraño para la plantilla. Comieron los jugadores con él y con el presidente el martes en Buñol, pero apenas es capaz de cruzar cuatro palabras de cortesía con la mayoría de ellos. Nada nuevo pero que todavía sorprende a los jugadores. Más cercano sienten al presidente, que acostumbra a bajar al túnel de vestuarios cuando acaba el partido, ya sea ganando o perdiendo.
Pidieron esta semana los capitanes, aunque lo verbalizó Juanfran, que la grada no les pite durante los partidos. Sostengo que la hinchada bastante ha aguantado como para dejarles que peguen cuatro gritos y tres silbidos que, en realidad, fue lo que pasó. Un poquito de presión nunca viene mal, que en este Levante y en este estadio se vive, en general, muy tranquilo. Puede ser que les suene raro que les piten, pero que echen un vistazo a lo que han hecho todo el año y seguro que lo entenderán.
Tan rara le ha salido esta temporada al Levante que hasta un ex consejero se ha visto salpicado en un caso bien feo. Es el diputado del PP Vicente Martínez-Pujalte, a quien no le recuerdo ningún gran servicio directo al club durante su estancia en el Consejo y que Hacienda le señala ahora por haber cobrado de una constructora. Mis filtraciones…
