Cuando se tambalean los cimientos

Al Betis se le han puesto las cosas del revés. La solidez de años atrás ahora es todo un mar de dudas. Y hay para todos: para el que ficha, para el que entrena, para los que juegan y para los que mandan. Tan confusa está la cosa, que el personal no parece señalar a un solo responsable. Tiempo atrás hubo palos para Stosic hasta que llegaron gente como Campbell o Pabón. También los hubo para determinados futbolistas. Mel siempre se había ido de rositas y, dependiendo de a quien le preguntara uno, los que mandan salían más o menos heridos.
Pero ahora el tema es unánime. Este Betis no carbura. Los que se han ido eran mejores, al menos hasta la fecha, que los que han venido. Mel no termina de dar con la tecla y su fórmula mágica parece ahora menos prodigiosa. Stosic ya no es el que ficha diamantes en bruto como los reseñados. Y los que mandan son esos que prefirieron invertir en futbolistas sin contrastar antes que apostar a lo seguro por Pabón.
Leído todo así, de golpe, parece que el Betis se estuviera hundiendo en lo más profundo de la clasificación. Es cierto que no es precisamente su mejor arranque, pero también que con tanto futbolista nuevo, habiendo cambiado la columna vertebral del equipo, más valdría tener un poco de paciencia y no elevar nada a definitivo.
Al fin y al cabo, los que mandan ya demostraron con su mesura que su objetivo no es otro que llevar a buen puerto las finanzas del club, el que ficha que no tiene tan mal ojo como muchos quisieron adjudicarle, los que juegan que son capaces de meter al equipo en Europa y el que entrena... al que entrena no le vamos a descubrir ahora.
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