Buscando a Laporte
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Porteros del Athletic: El más difícil todavía
Es difícil de explicar. Los jugadores a lo largo de una temporada pasan por distintos estados de forma. Nadie puede pretender que un futbolista no tenga altibajos en su rendimiento. Aún y partiendo de esa base, es tremendamente complicado razonar, ser coherente y analizar porque Laporte no se encuentra a si mismo en este primer tercio de la temporada.
Se dan todos los condicionantes para que un jugador de su talla rinda a la perfección. Su decisión de seguir en el Athletic Club desoyendo los cantos de sirena que le acecharon durante todo el verano procedentes de Manchester le han convertido en un icono entre la afición.
Se sabe un futbolista imprescindible para el técnico y para sus propios compañeros. Sus características técnicas le hacen ser diferente. Domina el arte de salir con la pelota controlada, elimina líneas de presión con su primer pase y, por si fuera poco, ha encontrado a su mano derecha. Tiene a su lado un central de garantías que acostumbra a barrer toda mota de polvo que aparece por sus dominios.
En semejante tesitura un central de alcurnia como Laporte debería desenvolverse como pez en el agua pero no es así. El partido en el Villamarín fue la gota que desbordó el vaso pero desde que comenzó la temporada, exceptuando un pequeño puñado de partidos, Laporte no carbura y el equipo lo nota.
Ayer, de hecho, no solo falló en el ámbito estrictamente deportivo sino que su actitud dejó mucho que desear. Desde que arrancó el partido estuvo desquiciado. Todo fueron trifulcas mal resueltas. Se enfrentó al línea, al arbitro, a Rubén Castro y a todo el que pasaba por su zona. Batallas estériles que el Agen perdió una tras otra.
Afortunadamente no estoy en la piel de Ernesto Valverde porque me da en la nariz que no es esta una situación fácil de bandear. El técnico debe actuar pero también deberá ser especialmente escrupuloso a la hora de elegir una vía de actuación que favorezca la recuperación, inmediata a poder ser, de un jugador que es esencial en el Athletic.
Mano dura, charlas didácticas, un Chaman, homeopatía, cariño, un viaje a Disneyland paris o una llamadita a Didier Deschamps que seguro ayudaría. Lo que sea pero rapidito porque la película que interesa al Athletic no es “Buscando a Laporte”, mas bien sería “El regreso de Laporte”.
Por Alfredo Irasuegui, periodista
