Bob Martínez y su tradición ante equipos españoles

La historia de Roberto Martínez es de sobra conocida. Es la de un triunfador allá donde más complicado resulta serlo, más aun siendo foráneo, sin padrino que te abra puertas en la Premier y sin haber sido un jugador relevante. Su llegada al Everton fue la culminación de una carrera labrada desde la tercera categoría del fútbol inglés, una aventura que inició dos décadas atrás cuando vio oscuro su panorama futbolero en España y, entre pelear en los campos de Segunda B o probar fortuna en la cuarta categoría inglesa, optó por esto último en una época en la que pocos, o ninguno, se atrevía a cambiar las pesetas por libras.

Tras una carrera en el fútbol de barro y cerveza, Martínez, que llegó a debutar en Primera de la mano de Víctor Fernández en un Zaragoza-Atlético en el 93, su periplo como entrenador arrancó ahí abajo, donde había sido ídolo de minorías, consiguiendo logros anónimos como la Football League Trophy, la Copa de Gales o formar parte del mejor once de la historia de Wigan. Nada relevante. Nada que traspasase fronteras.
A su Balaguer natal sólo llegaban pequeñas reseñas pero en Inglaterra se iba cociendo un técnico importante que empezó su labor cuando aún era futbolista en activo, en esa dualidad tan británica de entrenador-jugador. A partir de ahí, éxitos con el Swansea, el Wigan y el Everton. Bien lo ha tenido que ir haciendo pues todos sus clubes han pagado cantidades interesantes por hacerse con sus servicios, en otra costumbre británica poco extendida aquí como es la de pagar traspaso por los entrenadores. Con los galeses logró un ascenso y permanencia, con el Wigan la etapa más brillante en Premier culminada con el título de FA Cup y con el Everton, llevarlo a Europa League la pasada campaña y ser el equipo inglés que más lejos ha llegado en competición europeo esta temporada. También ha habido tragos amargos, pero el resumen general es el de una historia de éxito que culminó el año pasado cuando el Everton le amplió a cinco años de duración su contrato. 

Amante del fútbol español  

Roberto, Bob para los ingleses que lo consideran casi suyo, en otra costumbre británica de ‘nacionalizar’ el éxito, nunca ha perdido su gusto por el fútbol español y, de hecho, sus equipos siempre han pescado en nuestra liga para reforzarse. No sólo eso, es deseo suyo jugar cada verano ante rivales españoles algún partido de pretemporada, para medirse a los modelos que le gustan, para mostrarle a sus jugadores rasgos del fútbol que pretende y para conocer de primera mano qué se cuece en nuestros clubes. Y es aquí donde arranca nuestra historia, en esos partidos de pre-season normalmente de escasa trascendencia en pleno verano.     En el verano de 2007, con el Swansea preparando su temporada en la Championship, Martínez recibió al Levante de Abel Resino. Los granotas estaban en Primera, aunque aquel viaje fue más bien de regional, con jugadores negándose a coger el avión, teniendo que parar a mitad de trayecto, llegando en taxi al partido, parando a comer en un área de servicio…un desastre en toda regla que terminó con una derrota azulgrana por 2-0. Meses más tarde, el Swansea se quedaba a las puertas del playoff de ascenso a la Premier mientras que el Levante descendía a Segunda en un maremágnum social que le llevó a Ley Concursal, cambio de dueños…

Que se lo pregunten al Villarreal

Unos años después, y ya en el Wigan, Roberto Martínez logró medirse en pretemporada a uno de los equipos que más le atraían por su idea de juego, el Villarreal, todo un equipo de Champions que había brillado en la Liga a base de buen fútbol. Los ingleses vencieron aquel partido por 1-0. Lo que pasó meses después no deja de ser llamativo. El Villarreal acabó descendiendo a Segunda contra todo pronóstico. En la siguiente pretemporada, el técnico de Balaguer siguió fiel a su idea de foguearse ante un rival español y el elegido fue el Mallorca. En agosto de 2012 los de Caparrós derrotaban al Wigan por 0-2 en un buen presagio que vendría seguido de un inicio de Liga esperanzador para los baleares… pero sólo fue un espejismo. Meses más tarde el Mallorca acababa descendiendo a Segunda División en lo que ya empezaba a ser una peligrosa tendencia entre los equipos españoles que descendían y los rivales de pretemporada de Bob.
En 2013 Martínez firmaba por el Everton. Club nuevo, costumbres antiguas. Los toffees buscaron un rival español para su pretemporada y en esta ocasión el elegido fue otro de los clubes que habían despuntado en la Liga logrando pasaporte para competición europea, el Real Betis. La victoria quedó en Goodison por 2-1 pero el cuerpo técnico de Martínez ya estaba pendiente de qué pasaría con los sevillanos, si realmente se confirmaba la leyenda negra del descenso o todo quedaba en una sucesión de casualidades. ¿Y qué pasó? Pues que el Betis terminó bajando a Segunda también completando un póker de rivales españoles que, tras medirse a los equipos de Roberto en verano acababan descendiendo esta temporada, fuera ante el Swansea, el Wigan o el Everton. 

La excepción o no

Es más, en 2010, hubo excepción a esta regla, aunque los hechos posteriores quizás han servido para explicar el motivo. El rival del Wigan aquel verano fue el Real Zaragoza, que cuando meses más tarde parecía encaminado a cumplir la tradición de descenso de los equipos que se miden en verano a los conjuntos de Martínez, salvaría la categoría en la última jornada venciendo en el Ciutat. Sí, aquel partido es el que ahora se está investigando por el presunto caso de amaño. Veremos en qué termina todo, pero si se confirma que lo hubo, ya tendríamos el motivo por el cuál hubo excepción a la regla.
Con todo, la pregunta es obvia: ¿se atrevió algún equipo español a jugar el pasado verano de 2014 en pretemporada ante el Everton? La respuesta es afirmativa, pero les dejo a ustedes que busquen quién fue el osado rival y por qué derroteros está transcurriendo su temporada. Y el próximo verano, cuando suene el teléfono de algún club español, ¿se atreverá a foguearse en pretemporada ante la escuadra de Martínez? Si lo hace, ya sabrá que está jugando algo más que un simple partido de pretemporada.
Miguel Ángel Vara