Betis, sinónimo de desilusión

Desilusión, desencanto, preocupación, decepción… Cualquiera de estas palabras definen a la perfección lo que siente a día de hoy el aficionado bético. Hace ya más de dos meses que el Betis confirmó su descenso a Segunda división y los mandamases del club no han sido capaces de generar un ápice de ilusión en sus seguidores. Y lo más preocupante es que no tienen intención de conseguirlo.
"Va a ser difícil ilusionar al bético con los fichajes", ese es el desolador mensaje que ha mandado el presidente del Betis, Domíguez Platas, a los aficionados verdiblancos después de firmar una de las peores temporadas de la historia del club. El Betis jugará la próxima campaña en Segunda división, pero eso no es nada nuevo. El club verdiblanco ya se ha visto en panoramas parecidos no hace mucho y ha sabido revertir la situación. Lo que realmente preocupa es lo que transmiten sus dirigentes, una desidia y una improvisación constante que no augura nada bueno para el futuro de la entidad.
La incapacidad del nuevo presidente del Betis para desarrollar la labor del puesto que a día de hoy ocupa se demuestra en cada paso que da, en cada acción que realiza y en cada discurso que manda. No ha sido capaz de encontrar un director deportivo que comande el nuevo proyecto, sólo ha realizado un fichaje, todavía no sabe si mantendrá en sus filas a algunos de sus mejores futbolistas y lo peor de todo es que su rostro y sus palabras transmiten desidia, apatía y desilusión.
El Betis necesita un cambio más profundo que el que ha realizado en los últimos meses, mucho más. El Consejo ha dado ya muestras suficientes de que no está capacitado para dirigir la nave verdiblanca. Pero ese cambio debe llegar ya, antes de que sea demasiado tarde.
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