Dos problemas en el Deportivo

El Deportivo sumó un punto contra el Levante tras firmar una actuación impropia de un equipo que pretende aspirar a conseguir la salvación de una manera más holgada que en ejercicios anteriores. Lejos de considerar un problema la actitud de los futbolistas y asumiendo que la plantilla todavía no está cerrada, lo cual con total seguridad implicará novedades tácticas e incluso quizá una ligera modificación en el sistema, sí parece oportuno detenerse en dos de los carencias mostradas por el conjunto blanquiazul en el Ciutat de València. 

La altura de la defensa:
Las características de los futbolistas a las órdenes de Pepe Mel exigen que el Deportivo recupere la pelota lejos de su propia portería. El equipo no es atlético ni poderoso en el cuerpo a cuerpo, está configurado para manejar el balón con soltura en posiciones intermedias. Tocar por dentro, encontrar a Çolak en la mediapunta y sorprender en los metros finales con la aparición de los extremos y de Juanfran por el carril derecho.
En esta tesitura, Bakkali y Fede no aportan a 65 metros del guardameta rival, y no lo hacen por dos razones: no son jugadores capaces de mantener la tensión defensiva que requiere un repliegue bajo y además sus arrancadas desde lejos no siempre van acompañadas de la mejor decisión con el balón en los pies. Son imprevisibles, explosivos e irregulares, por lo que es necesario brindarles el contexto idóneo para que saquen a relucir su desequilibrio. Si el Dépor junta líneas, achica espacios e incomoda la salida de balón en campo rival, este tipo de futbolistas entrarán en contacto con la pelota en zonas donde sí pueden marcar diferencias.
Esa tarea exige un esfuerzo individual corto al perder la posesión del esférico, que el equipo funcione como un bloque a la hora de llevar a cabo la presión, y también, y no menos importante, una dosis de valentía por parte del entrenador incentivándola y trabajándola. Encerrado atrás, el Dépor actual está condenado a sufrir porque no ha sido diseñado para ello. 
La mezcla en el doble pivote:
El Deportivo tiene serias dificultades para escalonarse con balón. El doble pivote, a menudo en paralelo, abusa del pase de seguridad, no arriesga buscando romper la línea de medios del rival. En consecuencia, las posesiones blanquiazules se convierten en estériles. Los mediocentros tocan una y otra vez en horizontal sin imprimirle la velocidad deseada, transformando el ataque estático en una especie de circuito que no conduce a ninguna parte: el esférico pasa de centrales a laterales y de laterales a mediocentros sin dañar la organización defensiva del contrario. Con una presión media, el Dépor se ahoga y se ve obligado a jugar en largo.
La diagonal de Schär es un argumento sólido para efectuar con regularidad este tipo de desplazamientos hacia el sector Bakkali-Luisinho, pero no aliviará las carencias en la salida de balón herculina, porque el Dépor se traba cuando sus medios no tienen tiempo para pensar. Sí podría minimizar el problema la entrada de Fede Valverde, un centrocampista mixto más ágil en la asociación que Mosquera, Guilherme o Borges. El uruguayo tiene condiciones para conectar al mediocentro con la mediapunta, actuando como bisagra e incorporándose al ataque cuando la ocasión lo permita. Es cuestión, una vez más, de ser valiente y apostar por la calidad.