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Mikel Landa hila fino en las Lagunas de Neila
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Mikel Landa hila fino en las Lagunas de Neila

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Kuitxi

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Siempre hay un primer momento para todo. Frase muy mía. De la que me apropié porque cuando fui a la oficina del registro de las propiedades aún no había sido patentada.

Un primer momento, por ejemplo, para aquel iniciatico bramido que de boca femenina salió para "descalificar a los organizadores de grandes carreras ciclistas", 'reinas' como algunas de sus etapas, caso Giro, Tour y Vuelta, en el nombre de todas sus 'princesas con zapatitos de cristal', "por, desempeñando un supuesto trabajo de azafatas, utilizar a la mujer como un mero objeto decorativo".  No sé, con exactitud, ni cuándo ni dónde surgió el grito "en favor de la dignidad de los seres humanos del género femenino". En la noche de los tiempos, seguro que no, porque, de haber sido el caso, los medios de comunicación se habrían hecho eco de la reivindicación en cualquiera de alguno de aquellos despertares que habrían iluminado la mañanas de tantos y tantos días de vino y rosas, el espumoso de las botellas que agitan los ciclistas en el podio, los ramos de flores que mujeres de buena planta entregaban a los vencedores de la carrera antes o después de amagar un par de besos en las mejillas sudorosas de deportistas de élite.

De lo que sí puedo dar fe es de las declaraciones que, al respecto, el ciclista alaves Mikel Landa concedía a la página digital KAOSENLARED el 8 de enero de este 2017...  "En Australia", se leía en la red, "por fin han dado el paso de acabar con una típica imagen ciclista evidentemente machista: la de las azafatas besando al ganador en el podio. En su lugar, ciclistas de categoría junior acompañarán a los campeones". Lo que la información no desvela es el género de los seres humanos ciclistas, ya que, evitando los artículos, los, las, incurre en una ambigüedad que me deja en ascuas. Y si los ciclistas fueran varones todos ellos, en detrimento de la presencia de mujeres deportistas: ¿problema resuelto?...Y si mujeres ciclistas coparan los podios: ¿a otra cosa, mariposa?...  "El corredor alaves Mikel Landa no se ha escondido" -seguimos reproduciendo la información del diario digital- "y ha dejado clara que su postura es la de eliminar esa costumbre. 'Esa es la línea hacia la que debemos ir', "asegura refiriéndose a la decisión de los australianos. 'Sobran. Es tratarlas como objetos, infravalorarlas', "añade el crack de Murguia".
'Aquí es una costumbre muy arraigada', "añade según recogía El Correo esta mañana", 'y nadie se atreve a dar el paso pero hay que admitir que poner ahí arriba a mujeres elegidas porque son guapas y tienen buen cuerpo no es la mejor imagen que se puede dar de ellas'.
  "Esperemos que tome nota quien deba decidir", escribe alguien o algo (¿será el ?...¿será ella?) que firma 'Por Kirol Expres' su "Información contrahegemónica para el cambio social" que ya va preparando su propio sprint, "y que vaya desapareciendo esta estampa de las carreras ciclistas"...  Hoy, sábado tarde del 5 de agosto de 2017, con la disputa  de la quinta etapa, se ponía fin a la trigésimonovena (XXIX), edición de la Vuelta a Burgos, una clásica ciclista que se mantiene en el tiempo debido a lo atractivo de su recorrido y, en esencia, a la carga de patrocinios que tan bien gestionan sus organizadores, empezando por la Diputación del territorio histórico castellano, cuyo presidente, el señor César Rico Ruiz, se ha subido al podio tantas veces, o más, que Mikel Landa, vencedor final de esta prestigiosa carrera que nos alegra a los aficionados los primeros días de agosto.   César Rico Ruiz, que tanto prestigia, con su presencia, la Vuelta a Burgos como el 'Cross de Atapuerca'. Y es que cuando los políticos se suman a la fiesta del deporte, cualquier sueño olvidado  es susceptible de ser revivido, como aquel Euskaltel Euskadi que pario a Mikel Landa y sirvió de lanzadera a corredores tan emblemáticos como Igor Antón, que ganó en casa una etapa de la Vuelta y, a sus años, ha hecho sexto en una general de la que, mandón en todo momento, se ha apropiado Mikel Landa, tan buen ciclista como juicioso y valiente a la hora de adecentar la figura de la mujer en un protocolo que él considera que no es de recibo a estas alturas de la película del ciclismo...y de la propia vida...
  Llegaba Landa a la última etapa con 27 segundos de ventaja con respecto a David de la Cruz, y 46 por delante de Enric Más, un chico balear de 21 años con el descaro suficiente como para intentar subirse a las barbas de Mikel Landa, tarea imposible, todo sea dicho, porque el de Murgia ha afrontado toda la ronda con el rostro bien afeitadito. Llegaban todos a Quintanar de la Sierra, para, dejado atrás el serrano y maderero municipio, afrontar las rampas, duras, suaves, moderadas y durísimas que culminan muy cerquita de ese fascinante paraje por ella y yo recorrido y en el que tan felices fuimos un día, y dos, y tres, y podría seguir contando...  Era la etapa de la victoria anunciada del corredor del Sky que, en esta ocasión si, partió de salida como el único jefe de filas, con lo que eso entraña de favores y responsabilidad. Todos, expertos o no tanto, sabían que, salvo percance, Landa terminaria ganando la ronda burgalesa. Se sabía. Pero nadie lo quería anticipar. Se trataba de que la naturaleza obrara. La teoría de la Evolucion. El ciclista grande se come al chico. La ley del más fuerte...  A diferencia del guión a seguir en el 'PICON BLANCO', puerto en el que Landa salto a degüello a por la victoria de etapa y dejar casi sentenciada la general, el líder de carrera y jefe de filas de su equipo sabía que en la ascensión a Las Lagunas de Neila le bastaba, que no era poco ni mucho sino todo lo contrario, con seguir las ruedas buenas de De la Cruz y Enric Más. Y así fue. Controlando la subida en todo momento y anticipando con sus gestos que ganar la etapa no era su vocación.
  Descolgado David de la Cruz por el fuerte ritmo impuesto por Landa, el jovencisimo Enric saltó la banca del casino que les quedaba abajo, en el prospero caserío de Quintanar, y se pego a su rueda. Al dueto de 'crimpers', a la fiesta montada como de improviso por estos dos escaladores, se coló como de rondon  Miguel Ángel López, un colombiano que se disfrazó de carabina en el despiste de un juego, en el juego de un despiste. A falta de 100 metros mal medidos, cuando López demarro en busca de la victoria, fue Enric el único sorprendido.   Quiso entonces 'Más' el mallorquin, pero era demasiado "pezqueñin" para un escarabajo gigante. Landa, a todo esto, se limitó a mirar por detrás de lo que estaba existiendo, como si fuera José Saramago escribiendo: no pretendía inventar nada. Porque de haber salido a por López y no haberlo cazado y superado, su esfuerzo, baldío, le habría colocado en el bando de los perdedores; porque de haber tratado de anticiparse a Enric Mas, a fin de hacer segundo,  y no haberlo conseguido, habría sido batido por un crío de 21 años. Para que meterse en fregados teniendo la 'Vuelta a Burgos' en sus manos. Hilo fino Mikel Landa. Inteligente hasta para saber que hacer tercero en Las Lagunas de Neila era la manera que más clase y categoría conllevaba para realzar su conquista de la Vuelta a Burgos.  Luego. En el podio, Mikel Landa, a la hora de ir acaparando trofeos y serle enfundados maillots hasta culminar su vestimenta con el morado de líder definitivo, fue repitiendo escrupulosamente el ritual que tan bien 'estudiado' se lo tenia, en especial desde ese día en el que, con palabras ya reproducidas en este artículo, decidió dar un salto de gran calidad en defensa de la mujer en general, como ser humano a la misma altura del hombre, aunque ello entrañara 'ataque' en 'perjuicio' de esas otras mujeres que se ganan la vida como azafatas repartiendo besos y flores allá, donde y cuando se lo exija un contrato previamente firmado.
  A estas alturas de mi vida, dado mi terrible 'modus vivendi', ni quiero líos ni estoy para ellos. Es por eso que, a fin de poder seguir adelante en mi diatriba, deberé ir hilando muy fino. Como Mikel Landa mientras ascendía hacia Las Lagunas de Neila.   Como el de Murgia todos y cada uno de los días, cinco en total, tantos como etapas, en los que, obligado por el protocolo, se ha visto obligado a subir al podio para ser agasajado por sus hechos, gloriosos, sobre la carretera y encima de una bicicleta; y obligado, también, esta vez por sus propias convicciones, a ser, en la medida de lo posible (siempre hay imponderables que uno no puede ni debe evitar), coherente con las palabras que en su día ofreció a la prensa reivindicando la dignidad de la mujer, en general, aunque ello conllevara 'contrariar', en particular, los 'intereses' (económicos) de esas azafatas con las que tan a menudo se había tenido que ver, y besar (o fingir besos de mentira), las caras por mor de ser tan buen ciclista.
Y fue así que, en las alturas de Las Lagunas como al final de la cuesta de 'el Castillo', a las puertas de la capital, donde finalizó la primera etapa de esta Vuelta a Burgos que ya es suya....  La organización del evento ciclista, en su intento, también, de hilar fino, como el propio Landa, para no ser tachado de "ente que denigra a la mujer", reclutó para la causa del protocolo post etapa (eso es, al menos, lo que yo vi, o mis ojos alcanzaron a ver) a azafata y azafato, uno por género. Una chica y un chico que estuvieron presentes sobre el entramado durante la aparición de los ciclistas más destacados y siendo agentes activos a la hora del reparto de los trofeos y el enfunde de las camisetas más preciadas...
  Él era alto. Espigado. Ni bien ni mal parecido: la virtud está en el medio. Ella era más baja, como corresponde o toca  en función de la 'teoría sobre la Evolución de las especies'. Ni guapa ni fea. Normal. Como diría Pablo Milanes: "No es perfecta, más se acerca a lo que yo simplemente soñé". Ahora bien, eso sí.
En evidente distanciamiento con lo que se estila, o se estilaba, ¿se seguirá estilando?, de despampante, de chica muy guapa con cuerpo de modelo, va a ser que no, Mikel Landa. Como si adrede, tratando de hilar tan fino como el de Murgia, la chica, la verdad sea dicha, quiere cetro y habrá que dárselo, gastaría una XL, o Lx2. Como si aposta, ya ha sido dicho, la talla que habría de gastar la muchacha  elegida para ganar el casting que, de urgencia, se vio obligado a organizar el director de la carrera para salir de un hipotético apuro. Más vale prevenir que...  El pelo de la joven, en melena como si luego de una ventolera. De su hombro colgaba un bolso del todo cutre, publicitario, ora rojo, ora negro, barato, como comprado en un chino para meter la toalla y las tanacas camino de la cala de los italianos, allá en la maravillosa Ibiza. Mejor, imposible. Daba el pego. Lo más logrado, sin embargo, estaba por venir...  Culminando el comportamiento impoluto que Landa se había visto obligado a guardar para no caer en contradicción, cada vez que la chica, en su papel de azafata reconvertida, debía entregarle al campeón de Murguia un ramo de flores, Mikel lo cogia con un cierto desdén, evitando mirar a la mujer siquiera de soslayo,... pobre chica, me daba pena, ninguneada por el ciclista agasajado que evitó cualquier amago de acercamiento a fin de que ella no pensara en ese par de besos que siempre había visto en la televisión.
  La fémina, por su parte, advertida por el modus operandi de Mikel Landa, no acercó su cara a la de él, temerosa de que el campeón le hiciera 'la cobra' y quedara ella como la maldita serpiente del bíblico Paraiso que tanto mal habría de hacerle al devenir del ser humano. Mikel Landa, llevando al extremo su defensa de la dignidad de la mujer, estaba consiguiendo el efecto contrario: nunca una azafata ejerció el rol de 'mujer florero' como erguida a la derecha del ciclista que estaba siendo galardonado, frío como un témpano, vergüenza ajena pasé, pobre chica, ella le da flores y él le devuelve desplantes. Era Mikel Landa, que estaba predicando con el ejemplo.   Un Mikel Landa que solo se dejó vestir por el señor presidente de la 'dipu', y que, a la hora de que le fuera cerrada la cremallera trasera del maillot final de campeón, un guiño fue suficiente para que el varón, que, a su izquierda, ejercía de azafato, se acercara y se la subiera del coxis hasta el cuello con la satisfacción y nerviosismo del que sabe que está haciendo historia. Aquello era demasiado rígido, serio, una atmósfera funeraria ahogaba el límpido aire que corría en las alturas de Neila.  Y se acabó la seriedad: llegó el escarabajo Miguel Ángel Lopez, ganador de la etapa, y le plantó un par de besos  caribeños en la mejilla a la mujer, que recuperó la sonrisa, el cariño cura, también lo sabían Enric Mas y David de la Cruz, que se sumaron a la fiesta encajándole cuatro besos más, dos por ciclista, a una azafata que no merecía ser una 'actriz' a la que se le estaba haciendo el vacío, forzándola a pagar los platos rotos por una no sé qué defensa a ultranza de las mujeres que no se hallaban allí presentes.  Mikel Landa predicó con el ejemplo. Creyó plantar dignidad en su día...y ahora estaba recibiendo y regalando vacío. No sé hasta dónde llegará la apuesta del de Murgia. Quizás, para no quemársela, retire la mano del fuego cuando, en una tarde noche parisina, luego de conquistar su primer Tour, luego de los ramos de flores, el maillot 'jeune' y el leoncito del 'Lyones', se termine 'besando' con una azafata a fin de no ser el el que pierda su dignidad de ciclista... y su condición de ganador.
  Esta mañana, a la conclusión de la clásica "XANISTEBSN", prestigiosa Carrera para ciclistas de élite Sub 23 celebrada en Oiartzun, descendiendo la Cuesta en la que en ascenso había finalizado la prueba, Fertxu, Santi y yo, luego de saludar y felicitar a Iñigo Elosegi Momeñe, nieto de su primo José Antonio Momeñe, nos hemos topado con un ciclista andaluz que caminaba al amparo de su padre.   Sacando el tema de marras a colación, bromeando, le hemos inquirido en busca de una jugosa primicia. Y el, con su gracejo andaluz, ya sin casco, se ha soltado el pelo: "Donde estén un par de dulces besos de una mujer, que se quite el hierático comportamiento de un 'azafato'". De seguido, subimos al coche y pusimos rumbo a casa. Sentado en la parte trasera, iba ojeando el suplemento dominical de un diario.   Garbiñe Muguruza, insinuando su desnudez en una foto de estudio. Una entrevista descerebrada, libre de toda ayuda al avance de la dignidad femenina. A no mucho tardar, la que se declara y siente "venezolana y española" terminará posando en exclusiva para Interviu.
Un presunto escándalo por besos femeninos a los ciclistas que se encaraman al podio. 'La Muguruza' exhibiéndose casi en pelotas. ¿Dignidad femenina? "Los hombres se obsesionan conmigo" declara la tenista. Break. Bola de partido. Garbiñe Muguruza, al servicio... de los hombres. ¿Azafatas vestidas... o tenistas semidesnudas?

Por Luis María Pérez, 'Kuitxi'. Futbolista, periodista, montañero, pero sobre todo escritor: cuentos, relatos, cronicas, artículos radiofónicos, literatura de viajes. 

@LuismaPrezGartz

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