Álvaro Romero: "En el Arenas estoy como en casa"

Álvaro Romero, punta de 20 años del Arenas, extremo sevillano eléctrico y vertical, es el revulsivo de Jon Pérez Bolo. Del populoso barrio del Nervión, el año pasado marcó 20 goles en el Azuaga de la Tercera División extremeña, llamó la atención del Arenas, que le fichó sin pestañear. “Estoy por aquí como en casa, con sol y todo”, lanza con gracia.

Comparte piso en Algorta con sus compañeros de equipo Company y Enrich. La UD Logroñés les arrebató tres puntos en Gobela, pero Romero no se arruga: “Hay que tirar para adelante”, lanza con desparpajo, que no dudó en plantarse en Las Arenas mediante una curiosa historia. “Un amigo de Bolo de Etxemadura le habló de mí, le enseñó vídeos, le gusté y me vine”. Ya suma 2 goles como revulsivo del Arenas en su primera experiencia en Segunda B. “Es más físico que otros grupos y competitivo”.
Bolo, su técnico, le pide, desvela el extremo andaluz, “descaro, que coja el balón y no me achique”. Jugador menudo y veloz, se describe más como hombre “de banda”, que le da igual la pierna -“le pego igual de mal”-, bromea. Las lesiones están laminando al Arenas con los Luisma Villa, Ubis, Talledo en talleres en el propósito del equipo getxotarra de instalarse más arriba: “Nos están afectando mucho, son jugadores contrastados ya en la categoría, tenemos plantilla amplia, pero si llegan a estar ellos hubiéramos conseguido más puntos, sobre todo por Luisma, que sabemos que tiene un guante en el pie, Txemi que manda mucho”, desliza este estudiante de grado superior de deporte en Barakaldo.
“Nunca me han dado la oportunidad”, protesta, de pasar por las inferiores del Sevilla, el club de sus amores, aunque sí del convenido Nervión. “Es difícil llegar y subir al primer equipo”, reconoce. Sampaoli, apunta, “es un enfermo del fútbol”.