Japón 'dicta'; Corea 'dura'

´A la final´, no fue GOL el que retransmitió en directo el partido. Los derechos, visto lo visto, los tenía ´Eurosport´. Fue por ello que a Héctor le costó lo suyo escanear las cadenas hasta conseguir abrir en canal el choque decisivo entre dos países que se jugaban  algo más que un título, así que fuera mundial, algo más que un trofeo, así que se materializara en medalla de oro…

Es por ello que en el ´Egarri´ se hable de política mientras los ojos se fijan en la pantalla de la tele. Que si la del Norte, que si la del Sur, que si hijas de mil guerras, que si presas de un régimen tan severo que no permite engordar a estas niñas “tan bajitas”, dicen unos, “tan feas”, dicen otros, mientras yo canto por dentro la de Jarabe de Palo:
“…la pureza está en la mezcla / en la mezcla de lo puro / en la mezcla de lo puro que antes que puro fue mezcla…”
Pocos minutos necesita la clientela para aseverar que…”Juegan mejor que los del Athletic Club; su propuesta de fútbol supera a la de Ernesto Valverde”…
Japón, actual campeona del torneo, propone, ´Dicta´, pretende que sea hasta la sentencia final que le otorgue el derecho de levantar el trofeo de campeón. Corea, “del Norte” apellidada, se sabe inferior, o quizás sea su entrenador el que está advertido, y es por ello que ha saltado al terreno de juego con la lección bien aprendida: “Si Japón ´Dicta´, nuestra selección, ´Dura´, muy dura, resistir hasta el final, y tras la pelea, ya veremos.
¿Defenderse…o dejarse querer?... Depende, todo depende, Jarabe de Palo se me ha metido en la cabeza y no me lo puedo sacar, banda sonora de este partido que se está disputando en la capital de Jordania, Amman, ¿Aman?, en la intimidad, tal vez, ahora se trata de defenderse, que ataquen ellas, las niponas, ¿no son las favoritas?...pues eso.
Diversión o suplicio. Genk y el Athletic en el recuerdo y la comparación, ahora toca disfrutar con estas veloces chavalas que conducen y se asocian de manera primorosa, Japón lleva la manija, Corea se repliega de manera intensiva hasta pisar con sus botas la línea del área grande que defiende su cancerbera, Cómo se llama, Tanaka,  los nombres de sus compañeras  me resultan irreproducibles, Y sus caras, cómo son, Tan parecidas que se podría decir que no son disímiles…
Todo igual, todo distinto, se ha consumido la primera mitad y apenas ha pasado nada, y eso que Japón ha disparado a gol en doce ocasiones, dos de ellas entre los palos y el travesaño; de Corea no se tienen noticias, y es que no ataca, o sí lo hace y su manera de atacar sea su buena defensa, el luminoso le está dando la razón, empate a cero goles, “las gafas de Jhon Lennon”, como decía Koldo Campo en la época gloriosa de José Iragorri al frente del ejército deportivo que tan bien adoctrinaba en Radio Popular.
La paz del descanso se aprovecha en el bar para mentar la pesada viga de la guerra en el ojo del huracán que sacudió la península coreana hasta trocearla en dos, “Férrea e intimidatoria es la ideología ´Juche´, así le dicen  en la ´República Popular Democrática de Corea´ al socialismo que preside Kim Jong-un, difícil papeleta la tuya, muchacho, dejando a un lado la amenaza nuclear, has mandado a tus chicas a Jordania para que el mundo entero sepa que las armas, y los soldados que las blanden, no son incompatibles con este juego tan bonito que inventaron los ingleses, tan lejos ellos, tan pobres, también, qué se sabe de Inglaterra, qué de la pérfida Albión, ellos, predicar y predicar, y henos aquí a nosotras, dispuestas a dar trigo con las botas y el balón…
Tercera final para ambas selecciones. En 2002, sede en Nueva Zelanda, Corea del Norte derrotó a las yanquis de los Estados Unidos, qué sabrán ellas, dónde está Reagan, dónde está Bush, dicen que hay una mujer, Hilary Clinton, que aspira a la presidencia, más le valdría estar en casa cocinando, fregando y cuidando a sus nietos, y si con la pata quebrada, miel sobre hojuelas. 
La última final, 2014 en Costa Rica, se la llevó Japón a costa de España, esta Japón que intenta hincarle el diente a la ´disidencia´y no acierta con la carne, como si todo cuerpo coreano fuera de puro hueso, ni una pizca de grasa, corren, saltan, se pegan como lapas a las niponas, ahora en posiciones más adelantadas, como si en el descanso su entrenador las hubiera advertido de que fuera de la cueva que habitaban  el sol luce y calienta tanto para las japonesas como para ellas.
Ese paso adelante que han dado las norteñas coreanas le incomoda sobremanera al juego combinatorio, y de mayor clase, de sus rivales, que visten de blanco, el color de la pureza, nosotras bebemos en las fuentes de la revolución y es por ello que nuestra vestimenta es roja por entero, medias, pantalón, zamarra, de la lencería no hablamos, uno no debe meterse en la intimidad del vestuario.
Sufre Japón. Por fin lo han conseguido. Así como por la boca muere el pez, que sea nuestra presión en zonas altas lo que incomode hasta el ahogo a estas malditas japonesas, que se enteren de lo que vale un peine…
“En 1950”, exclama alguien en el ´Egarri` luego de haber navegado en las procelosas aguas de internet. La guerra, la división, la paz, el odio o el amor, de qué hablan, no lo sé, y eso que he sido yo mismo el que encendió la cerilla de la polémica, no se puede estar en misa y repicando, debería saberlo, más por viejo que por diablo, monaguillo antes que fraile, la bota llena y la suegra  borracha, hay que ver qué manera tan estúpida ha encontrado uno para salirse del partido. Vamos ya por el 64´.
De un “Corea dificulta el juego nipón”, pasamos, de inmediato al cambio de Kanekatsu por Tomita, a un “Corea va a por el partido”, o todas o ninguna, o todo o nada, A veces veo huecos, lo dijo una chica coreana, se lo prometo, se lo leí en los labios al mismo tiempo que lo traducía al castellano”. Minuto 68. Llegaremos al 92 sin que apenas pase nada, o sí, un susto, “casi se la meten en propia portería”, anoté, lo que no apunté fue cuál de las dos selecciones estuvo a punto de pegarse un tiro en el pie para de seguido suicidarse, Fue Corea del Norte, Gracias, memoria mía…
Señala la colegiada el final. Y cuando, para mi regocijo, me apresto a disfrutar de una prórroga apasionante, ¡Más fútbol: esto es la guerra!, he aquí que el narrador anuncia que la suerte de esta final se jugará irremediablemente desde el punto de penalti, He oído bien, es pregunta que busca en el aire de la tasca un no rotundo, Has oído bien, se me responde, Por qué, Es la normativa de la FIFA, Desde cuándo y para quién, Pobres chavalas, estarán rendidas, son unas crías, Son futbolistas y punto, lo mío roza el bramido.
Y es que, luego de los noventa minutos reglamentarios y la arbitraria prolongación, Corea, inferior en todo momento, sin proponer sino el repliegue intensivo, en la primera mitad, y  poner trampas y cepos por todo el verde, en el segundo acto, se puede llevar la copa de Campeonas del Mundo de fútbol en categoría sub 17.
La llamada lotería de los penaltis, frase errada de raíz, pues no hay bolas, ni frías ni calientes, dentro de un  bombo que una mano inocente extraiga, sino calidad y acierto desde los once metros, poner a la vista del mundo esa pericia que tan famosa hizo el bueno de Marcelo Bielsa.
La suerte está echada. Y me temo lo peor. También la concurrencia, que percute con el verbo por ese lado bélico y brutal del régimen norcoreano, A la que falle, ya la veo haciendo paseíllo por las sórdidas calles de la capital,  así se las gastan allí con las que traicionan a la patria. Traición. ¿Fallar un penalti es traición?...
Para qué preguntar cuando la respuesta no se espera. Pero si me dan a elegir, no me gustaría estar en el pellejo de las lanzadoras, concretizo y digo en las tiradoras norcoreanas…
Le toca a Japón el inicio de la tanda: gol. Corea: gol. Japón: gol. Corea, aunque llorando, la pelota termina besando la red. Japón: el cuero entra. Corea le aguanta el pulso a su rival: tanto. Va la japonesa a golpear la pelota en lo que habrá de ser su cuarto lanzamiento. Ay, madre, el balón se va a las nubes. Corea no marra. Japón, tampoco. Dicen que no hay quinto malo. Corea se deja llevar por el dicho y se corona.
Ha ganado la peor. “Por el miedo a las represalias”, se bromea (o quizás no) en el templo que es el bar. Mantean las coreanas a su entrenador. “Dejadle caer”, la chufla continúa en un garito de Portugalete, mientras en un estadio de Amman el seleccionador de Corea del Norte se besa la roja estrella del escudo que se  cosió en la pechera de su chaqueta del chándal.
Para que Kim Jong-un no tenga dudas de su adhesión a la causa, se podría argumentar, pero nadie lo hizo. Ni siquiera yo, que me había quedado absorto de inmediato a que el balón con el cual se lanzó el cuarto penalti por parte de Japón se fuera a las nubes...
Mi memoria, congelada. Mis ojos, mirando al cielo hasta que aquel maldito esférico, que habría de darle el título a la peor de las dos selecciones, alcanzó su máxima altura y se quedó flotando en el aire, como a la espera. Era un balón de fútbol, sí, pero lo que mis ojos  vieron, o creyeron que veían, era al pobrecito Icaro, alas adheridas con cera a sus hombros, a punto de desplomarse hacia el corazón del laberinto de Creta que había ideado su padre, el arquitecto Dédalo.
Y en el laberinto, el terrible Minotauro. Fue entonces, hallándose todo detenido, así el tiempo como toda figura viviente, cuando empecé a escuchar la estremecedora voz del trovador cubano Pablo Milanés. Convertida en poesía, venía  a mi socorro, y al de la futbolista japonesa que había errado en el lanzamiento del penalti que le correspondía. ´Sonidos del alma´. Visualicen corazón donde había una pelota, y entenderán…
“…el corazón se hizo agua / el corazón cayó al mar / el corazón perdió el alma / no pudo hablar / ay, no pudo hablar…”  (A Kanekatsu, toda una vida por delante)
Por Luis María Pérez, 'Kuitxi'.  Periodista y Exjugador del Portugalete. 

@kuitxi