Rafael Lambies, obligado a volver de una isla desierta: "Esto es una caza de brujas"
Rafael Lambies decidió embarcarse cuando todavía no estaba decretado el Estado de Alarma. Su idea era mantenerse a orillas de s'Empalmador, una pequeña isla de Formentera, mientras durase la crisis sanitaria. Allí, en un entorno paradisiaco, se sentía más seguro. Entonces no existía ningún caso en las islas y se sentía más cómodo que en Valencia: "El gobierno lo único que había hecho era suspender las Fallas y decidí aislarme. Había pasado una gripe a lo bestia y no tenía ganas de volver a pasar nada más. Fue casualidad, no tengo una bola que adivine el futuro, pero parece que lo adiviné más que el gobierno".
Obligado a regresar a Valencia
Rafael Lambies permaneció en el mar hasta que las autoridades le indicaron que tenía que regresar a puerto. Según él, esta decisión no se apoya en ninguna base legal pues únicamente está prohibido entrar y salir de los puertos, pero la recomendación sanitaria era permanecer en el lugar en el que uno se encontrara. Finalmente, subdelegación del gobierno reclamó su vuelta a Valencia: "El Consell Insular filtró mi historia a los medios y parece que le fastidió bastante. El miércoles pasado empezaron la operación de acoso y derribo. Les expliqué que yo estaba allí desde antes del confinamiento y que las órdenes eran que nos quedáramos donde estuviésemos. Al dia siguiente vinieron y me confirmaron que me tenía que ir".
La convivencia con una familia canadiense
Rafael Lambies reclama que no estaba realizando ninguna actividad prohibida y que, todavía, ninguna autoridad ha podido demostrar lo contrario. Durante los días que pudo permanecer en la isla, coincidió con una familia canadiense con la que no tuvo contacto directo. Ellos, según Lambies, todavía permanecen en s'Empalmador: "No hay ninguna base legal y como no son ciudadanos españoles quizás podrían crear un incidente internacional. La única limitación es que no puedes salir de los puertos. Ellos no están incumpliendo nada".
Ya en Valencia, mantiene que la presión mediática y la envidia de algunos ha provocado que tenga que volver a puerto: "Creo que esto es una tontería comparado con lo que está pasando en España. Es una forma de desviar la atención hacia mi barco, hacia un indigente que sale a pasear por la calle, etc. Esto es una caza de brujas".