Laura y Cefe, una historia de amor blindada contra el coronavirus

Dicen que para canonizar a una persona hacen falta milagros. Y con el amor ocurre lo mismo, al parecer. La historia de Laura y Cefe ha demostrado al mundo que la capacidad del ser humano es imparable cuando su destino está marcado. La pone de ejemplo la propia Alianza contra el dolor, una iniciativa promovida por la Asociación de Investigación para ayudar a Pacientes con Dolor Neuropático, Neuralgia del Trigemino y Disfunción de ATM. Sus protagonistas lo resisten todo, incluido el coronavirus. Esta historia de amor, ya en su tercera edad, se ha blindado ante la última amenaza contra su continuidad.

El amor de Laura y Cefe pone de manifiesto que no importan los obstáculos si la meta ya está cumplida antes de empezar. Y que los relatos de amor no suelen ser caminos de rosas. Desde el principio, ambos lucharon por estar juntos. Cefe lo dejó todo en Sevilla y decidió que su nueva casa sería aquella donde Laura estuviera. Aunque ésa no era la mayor de sus preocupaciones: querían aumentar el tamaño de su familia. Un objetivo que daba una vida, pero que podía costar otra.

Aun con el viento en su contra, Laura sacrificó su vida para tener a sus hijas, repitiendo esta voluntad y arriesgando su propio latir. Por suerte salió bien y su núcleo de amor creció en la ciudad de Sevilla. Porque a Laura y a Cefe no les iba a separar nadie la mano. Porque ni tan siquiera la muerte rompe algo que, de ser verdadero, es eterno.

Pero como su amor parecía un escalón por encima de los demás, la mala suerte les volvía a poner a prueba. Esta vez, una neuralgia condenó las esperanzas de Laura de seguir en este mundo. Todos somos débiles, pero Laura no sabía que tenía a todo un ejército luchando con ella por detrás. Cefe, sus hijas y todo aquel que la rodeaba cumplió con las instrucciones de los sanitarios y ese dolor crónico insoportable fue derrotado. El amor. Y Laura lo celebró yéndose a la playa con toda su familia.

Pero un fatídico día, Laura perdió el equilibrio y cayó de espaldas desde una altura de tres escalones. Su fragilidad y su edad aumentaban la gravedad del accidente. Pero Cefe no se iba a rendir y entre todos buscaron a un neurocirujano que la salvara. Que se olvidara de edades. Que estaba en juego mucho más que eso.

Contra todo pronóstico

Sólo un milagro podría intervenir. Y así fue, una vez más. La recuperación iba siendo una realidad al mismo tiempo que la alegría volvía a casa. Laura y Cefe lo volvieron a hacer, convirtiendo su historia en algo que rozaba la divinidad. En algo que está por encima del dolor, tal y como ha catalogado la asociación ‘Alianza contra el dolor’. “Con 90 años y un golpe así en la nuca, realmente parece un milagro”, comentaba uno de sus neurocirujanos.

Con el coronavirus acecha una nueva amenaza. Como si no hubieran tenido suficiente. Pero ni Cefe ni Laura le temen ya a la batalla. Así, Cefe se equipa al completo para salir a hacer la compra y llevarle a Laura sus caprichos para que no le falte de nada. Pero Laura sabe que lo que más quiere lo tiene en casa y lleva con ella toda una vida. Porque ya hubiese querido el mismísimo Romeo amar a Julieta como Cefe ama a Laura.

Y si el coronavirus se atreve a meterse entre ellos, serán Cefe y Laura los encargados de hallar la vacuna. Porque no hay nada imposible para ellos. Porque no hay nada imposible para un amor así.