Un CERN en el Conquero
Por Juanma Garrido Anes
(Estadio Deportivo)
Se supone que a medida que uno va trabajando y conviviendo con algo durante mucho tiempo llega un momento en el que todo lo relativo a eso con lo que trata cada día se entiende casi por inercia. Pero sólo se supone. El consuelo es que no es esa sólo la sensación del que aquí firma, sino de una gran parte –puede que incluso de la mayoría- de todos aquellos que están relacionados con el Recre ya sean abonados, trabajadores, periodistas (aceptamos pseudoperiodistas) o simplemente aficionados de crítica pura y dura, de aquellos que lamentan y sonríen a partes iguales con las hazañas del Decano siempre acompañados de una cerveza en el bar. Al menos, en dudar casi todos vamos de la mano, aunque hubiera sido mejor que esa unión se hubiera logrado mucho antes y en otros aspectos. “Estoy desorientado”, comentaba hace no muchos días uno de los que mejor conoce el club por dentro. ¡Como para no estarlo, amigo, como para no estarlo…!
Pero nada más lejos de la realidad. La montaña rusa en la que se encuentra este club hace más difícil vislumbrar un futuro sosegado en la entidad albiazul que encontrar una neurona útil en el plató Sálvame Deluxe. Aunque desde arriba se hable de control no hay nada más lógico que el recelo a lo desconocido instalado entre el personal… hasta que no se demuestre lo contrario. No es cuestión de temer por la desaparición del club o porque los próximos dueños, sean los que sean, tengan intención de destruirlo sin pudor, porque no creo que nadie tire dinero y su prestigio por las buenas sin importarles las consecuencias (excluyendo a algún político que otro, claro, pero esa es otra historia). Lo más probable es que los futuros propietarios del Decano vengan con buenas intenciones, traten de hacerlo bien e intenten incrementar su influencia en el fútbol español gracias al esperado buen trabajo en Huelva pero, al igual que el resto de dirigentes de cualquier empresa, sea de fútbol o de biberones, serán elevados al Olimpo tratados como a Lucifer según los resultados de su gestión y no según sus buenas palabras o sus buenas intenciones.
En los últimos años, con tanto cibertécnico escondido haciendo la táctica del egipcio, con el trágico desfile de entrenadores que salen como churros despedidos (alguno incluso huyendo) del banquillo del Nuevo Colombino, entre jugadores mercenarios sin vergüenza con escándalos ocultados para evitar explicar otros escándalos, entre espantadas incontroladas de seguidores hastiados, entre el supuesto saneamiento de cuentas y la entrada en Ley Concursal y con tantos giros de timón y mutaciones en los capitanes del barco, más vale que el destino haga que la pelotita entre –aunque sea de rebote- para que este nuevo proyecto nazca con estrella. Ya que desde el CERN nos sorprendieron la pasada semana con esa trucada noticia de que igual se puede viajar en el tiempo, apuesto por instalar una máquina de esas en el Conquero por si el asunto es cierto. Yo admito que trataría de meterme el primero y viajar en el tiempo… pero al pasado, que el futuro me da algo de ‘yuyu’.
