Aristas de un receso

El Málaga ha entrado en una fase peligrosa. Conviene no engañarse con el empate in extremis de Córdoba porque, aunque es verdad que el equipo tuvo más posesión que nunca (60%) y que el rival apenas generó peligro, se trataba de un adversario de bajo nivel ante el que el Málaga volvió a manifestar incapacidad y a evidenciar importantes carencias de construcción de juego y de poderío propias para un equipo que aspira a ascender. Sólo a raíz del gol local el conjunto blanquiazul mostró algo de ambición, más por corazón que por juego.

El equipo experimenta un receso de juego y triunfos motivado por muchos factores en los que no hay que excluir ninguna responsabilidad ni en el banquillo ni en el terreno de juego. Aquí analizamos algunas de las claves.

Cinco empates en seis partidos

El Málaga no pierde, pero tampoco gana. Suma ocho partidos sin que nadie le doblegue, pero sólo ha ganado uno de los últimos seis. Antes el equipo vencía mucho, por eso moraba solvente en las posiciones más altas, ahora fluctúa en función de la igualada pujanza en la cabeza. En la racha citada de ocho partidos sin perder (14 puntos de 24), de la zona alta sólo el Albacete sumó menos, además del Deportivo que juega este lunes. Sumar de tres es vital para no perder fuelle, empatar tanto es correr lento.

Sequía goleadora y de los delanteros

El Málaga tiene un manifiesto problema de gol. Sólo el Extremadura ha marcado menos que los blanquiazules en la segunda vuelta. Es verdad que se encaja poco, muy poco, pero también que no se marca y que se remata poco a puerta. Y para ganar, al menos, hay que anotar un tanto. Adrián, lesionado en Córdoba, asumió la batuta realizadora en los últimos partidos, pero los delanteros tienen la pólvora mojada. Blanco suma más de cuatro meses sin marcar, Seleznyov sigue a cero, y Harper, últimamente más en banda, sólo celebró un gol este año. En El Arcángel acabaron jugando los tres. Se echa en falta también a Koné, que jugó poco, pero aportó mucho.

Nivel discreto de los extremos

Se trata de la posición más poblada en la plantilla y en la que se han producido más variantes en toda la temporada, señal de que Muñiz no ha estado contento con ninguno. Renato, Juanpi, Pacheco, Ontiveros, Hicham, Hugo, Iván Alejo, Mula… Ninguno ha gozado de continuidad durante el curso. En Córdoba abundaron los centros defectuosos, y apenas se apreció profundidad ni desborde en los costados. Por dentro tampoco se ofrecen soluciones combinativas ni chispa, por lo que el equipo se vuelve muy previsible, juegue con el sistema que juegue. El Málaga construye y crea poco a nivel colectivo, apenas se enlazan pases seguidos en campo ajeno.

Estrategia

El regreso de Luis Hernández supone un nuevo recurso en las jugadas a balón parado con sus imponentes saques de banda. En Córdoba se dispusieron de varios, pero también es cierto que los equipos ya conocen al Málaga. Eso se denota en las acciones de estrategia, uno de los fuertes blanquiazules en algunos tramos de la temporada, pero que ahora no suponen una fuente importante de goles. El último tanto bajo este procedimiento llegó hace ocho jornadas (contra el Zaragoza en una falta).

Fichajes de invierno

Los fichajes de invierno aún no han dado lo esperado. Igual es pronto, pero esta competición te come sin darte cuenta. Se han visto cositas de Iván Alejo y Erik Morán, pero ambos han perdido fuelle en las últimas jornadas. Seleznyov está en el foco de las críticas y Werner, que estuvo en Córdoba por su cuenta, y Brezancic aún no han entrado en una lista de convocados.

Mal con los equipos de abajo

Es muy recurrente decir que en ciertos partidos se ganan o pierden ascensos. Igual es tremendista en algunos casos, pero sí es cierto que el Málaga se ha dejado puntos ante equipos que estaban en zona de descenso cuando jugaron contra los blanquiazules. Elche, Extremadura, Reus y el propio Córdoba son algunos ejemplos. En esos cuatro partidos sólo se sumó un punto.