La Feria de Abril se celebra en Mestalla

El Valencia CF ganó por la mínimaa peroe con absoluto merecimiento ñ al Sevilla FC y se aleja casi de forma definitiva de los puestos de ascenso. Tras cuatro derrotas consecutivas en Liga, los pupilos de Pako Ayestarán fueron mejores y se llevaron tres puntos de oro gracias a un gol de falta directa de Dani Parejo en el 40 y uno de Negredo en el 91 cuando el Sevilla había empatado por mediación de Gameiro en el 85. Al final, 2-1 y el descenso a 9 puntos.

Los valencianistas fueron mejores que los andaluces durante todo n el encuentro y gozaron de innumerables ocasiones para ampliar su ventaja y no sufrir. Pese a todo, la afición, celebró l elu triunfo como si de la Feria de Abril se tratara pues el equipo necesitaba ganar para salir del pozo y dar carpetazo a una temporada que está siendo una auténtica pesadilla.
La afición era consciente y, desde bien pronto, había marcado el primer gol, pero faltaba el importante, el de los jugadores en el campo. Ante un Sevilla mermado por el desgase físico de la Europa League, los de Pako Ayestarán tenían que dar el do de pecho. 
En el calentamiento Piatti  se quedaba en el banquillo por diversos problemas físicos. Santi Mina fue su sustituto y, pegado a la banda izquierda, pudo observar la primera llegada clara de su equipo. Un balón largo de Parejo dejaba solo a Paco Alcácer quien, a pesar de estar muy escorado, puso en serios aprietos a su compañero de Selección Sergio Rico.
El Valencia quería, se volcó y los córners y las llegadas se sucedían en esta primera parte. Rami y Fazio en defensa, al verse superados, le enseñaban los dientes a Paco, tratando de amedrentarlo. No les quedaba otra. El Valencia era un vendaval, sin tino, pero vendaval a fin de cuentas. 
El Sevilla se estiró, pero dejó desguarnecida su defensa y el conjunto de Pako Ayestarán salió como un rayo a la contra. Rodrigo se marchaba como una exhalación y dejaba solo a Parejo. El medio, con su pierna buena fusilaba a Sergio Rico, pero el meta se la sacó abajo cuando Mestalla cantaba el gol. ¡Casi! 
Tuvo que ser Dani Parejo en el 40, y a balón parado, quien abriera por fin la lata. Su disparo golpeaba en la barrera y eludía así la estirada de Sergio Rico. Justo no, justísimo. La afición enloqueció. Quería más.
Los andaluces estaban noqueados, Banega caracoleaba sin sentido y los centrales a perdían rápido. El Valencia tenía que marcar porque estaba mejor plantado en el campo y no permitía que el balón estuviera en poder de los sevillanos ni un segundo.  
Santi Mina y Rodrigo (ambos pierna cambiada) eran unos puñales que desarbolaban a Escudero y Coke. La afición disfrutaba y únicamente faltaba la guinda del gol. A la media hora de partido, Mina, de chilena, remataba fuera por poco. Poco después era Rodrigo el que robaba un pase equivocado de Sergio Rico a sus defensas, pero se quedaba sin ángulo.
La tripleta ofensiva hacía diabluras, sólo a base de faltas -como el penalti no señalado de Coke sobre Mina en el 34- podían frenarlos. El caso es que, pese a todo el juego desplegado, el merecido tanto no llegaba y los minutos pasaban.
Tuvo que ser Dani Parejo en el 40, y a balón parado, quien abriera por fin la lata. Su disparo golpeaba en la barrera y eludía así la estirada de Sergio Rico. Justo no, justísimo. La afición enloqueció. Quería más, quería que el Valencia sentenciara y pudo hacerlo. Mina estrelló el balón en el palo en el 45, el posterior rechace le cayó a Parejo que disparó bien, abajo, pero se encontró con un excepcional Dani Parejo. Descanso y la afición despidió a los suyos puesta en pie.

El Sevilla se despereza y marca

Como no podía ser de otra manera, el Sevilla se desperezó en la segunda mitad. Unai Émery sentó al joven Juan Muñoz y dio entrada a Vitolo. Además, ordenó que sus líneas se avanzaran y empezó a dominar el juego. En realidad fue un toma y daca constante. El partido, es cierto, se parecía más a lo que se podía esperar: dos buenos equipos lanzándose zarpazos uno a otro. Pero el Valencia jugaba en casa y quería más.
Una contra del Sevilla era contrarrestada por una nueva llegada del Valencia. El partido entró en una fase preciosa para el espectador, pero inquietante para los entrenadores. Así, para amarrar el duelo, sin embargo, Pako Ayestarán sacó a Enzo Pérez por Rodrigo Moreno. El argentino volvía para secar a los Vitolo, Banega, Gameiro y Konoplyanka que acababan de saltar al terreno de juego. El brasileño del Valencia, por su parte, se marchaba ovacionado por Mestalla. Ni los más viejos del lugar lo recordaban. 
Con un mediocentro defensivo más la intención del técnico vasco fue evitar que el partido se le fuera de las manos. Había que bajar las revoluciones del encuentro como fuera, debió pensar el técnico valencianista quien, sin embargo, al ver la falta de velocidad en banda, sacó a Feghouli a falta de quince minutos para el final. El argelino, muy silbado, sentó a Mina, al que los calambres no le dejaron continuar.
El tercer cambio era, como no podía ser de otra manera, Negredo por Paco Alcácer. El de Torrent, junto a Mina y Rodrigo, era el que más kilómetros había recorrido y debía descansar. El internacional español se marchó ovacionadísimo.  
Lo importante, tras el desgaste, era minimizar las ocasiones sevillistas que, en esta segunda parte, fueron multitud. Tanto va el cántaro a la fuente que Alves, que había resuelto sin apuros el peligro andaluz, no pudo detener un disparo seco de Gameiro en el 85. 
Menudo jarro de agua fría. Todo el esfuerzo se iba por la alcantarilla, la suerte, de nuevo, parecía darle la espalda al Valencia, pero esta vez los hados se pusieron de lado de los de Mestalla y, con el tiempo cumplido, Negredo convertía en gol un mal despeje de la zaga sevillista. Menudo peso de encima se quitó el Valencia y su afición que, con estos 3 puntos, está ya prácticamente salvado y puede empezar a pensar en los errores de la campaña para no repetirlos. El descenso queda a nueve puntos.