Mestalla empezó con aplausos y acabó pitando al equipo

La parroquia de Mestalla recibió con aplausos al Valencia CF cuando al equipo saltó al terreno de juego este viernes en el partido frente al Granada. Tras un inicio liguero dubitativo y tras varios partidos en los que el bloque ofreció una imagen muy pobre, la hinchada hizo gala de su madurez y olvidó la derrota del pasado martes en Cornellà para recibir a los hombres dirigidos por Nuno Espírito Santo con vítores y aplausos. Sin embargo con el paso de los minutos, el ambiente se caldeó y acabó pitando al equipo, a Rodrigo en el cambio y a Nuno Espírito Santo.

Muchos podían pensar que el ambiente en Mestalla sería hostil tras los últimos malos resultados, sin embargo, la hinchada valencianista, sabedora de la importancia que tiene su apoyo para la confianza del equipo, animó desde el principio con el objetivo de ir a por la victoria ante el conjunto nazarí. La Curva Nord, principal foco de animación de Mestalla, arengó a los suyos con cánticos, banderas y pancartas como viene siendo habitual cada vez que el Valencia CF juega en casa. A la salida del túnel de vestuarios, la grada de animación desplegó una pancarta en señal de apoyo que rezaba "En las buenas y en las malas, contigo yo voy a estar".  
Mestalla ansiaba la victoria y como no podía ser de otro modo, Mustafi desató la locura en el graderío cuando, a los 26 minutos de juego, remató al interior de la portería de Andrés Fernández, un centro medido de Bakkali desde la derecha. El tanto del germano enseñaba el camino de la victoria que la hinchada tanto necesitaba. 
Los cánticos se entrelazaron con diversas ovaciones a algunos jugadores. Fue el caso del momento en que Zakaria Bakkali fue sustituido en la segunda mitad. El belga se llevó un cálido aplauso del público que le agradeció todo el esfuerzo realizado, al igual que le ocurrió también a Enzo y a Álvaro Negredo. 
La afición valencianista, una vez más, demostró que sabe estar en las buenas y en las malas y no dudó en ofrecer su apoyo incondicional, antes incluso del inicio del encuentro. Pancartas y ánimos dieron paso, sin embargo, a la división de opiniones. 

Comienza el runrún

Todo cambió, sin embargo, con el paso de los minutos. La gente se fue impacientando porque el gol de Mustafi no aportaba la tranquilidad necesaria. Tanto es así que, con el paso de los minutos los nervios afloraron y con ellos los pitos hacia el entrenador (en especial en el cambio de Rodrigo y cuando éste se retiraba del terreno de juego) y al equipo cada vez que el Granada se acercó al área defendida por Jaume Doménech.
Esta vez no se escuchó el "Nuno Vete Ya" y la Curva Nord trató de silenciar muchos de los conatos de crítica hacia el entrenador y el equipo. Fue en vano, al final, aunque hubo división de opiniones y el equipo ganó, la parroquia despidió a Nuno y a los suyos con pitos, nervios y sensación de que así la solución a la crisis es momentánea.