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La ‘Germanor’, un recuerdo que se aleja por la rivalidad
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La ‘Germanor’, un recuerdo que se aleja por la rivalidad

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Álex López Sanfeliu

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Hubo un tiempo en el que los enfrentamientos entre el Valencia CF y el Villarreal CF eran sinónimo de hermanamiento entre los hinchas de uno y de otro equipo. Desde el primer ascenso de los de la Plana a la élite del fútbol español en 1998, el Valencia CF se vio en la obligación de extender la mano y ayudar tal y como lo haría un hermano mayor al pequeño a dar sus primeros pasos.

La supremacía en cuanto a la historia y al palmarés es incontestablemente favorable al Valencia CF, sin embargo, el hermano pequeño creció y con él, el atrevimiento de cuestionar a su hermano mayor. A partir de entonces la relación fraternal entre el hermano mayor y el díscolo hermano menor nunca volvería a ser la misma, enterrando así, una ‘Germanor’ que llegó a maravillar a la Comunitat Valenciana en su momento, pero que difícilmente volverá.
La gran rivalidad que se ha desarrollado en los últimos tiempos entre valencianistas y ‘groguets’ no es casual. A lo largo de estos años, las situaciones que evidenciaban la metamorfosis de la ‘Germanor’ hacia una, cada vez más áspera rivalidad, se han ido produciendo en cuatro escenarios claramente diferenciados:

La afición

Por aquel tiempo, cada vez que ambos clubes se encontraban sobre el terreno de juego, los prolegómenos de los partidos tenían lugar alrededor paellas gigantes que estrechaban los lazos entre los aficionados. La ‘Germanor’ tal y como se conocía desde su aparición, comenzó a resquebrajarse en el momento en que el Valencia dejó de considerar al Villarreal un rival simpático del que no había que preocuparse. En la temporada 03-04 el Valencia CF se alzaría con un doblete histórico y para ello, tuvo que quitarse de encima al Villarreal en las semifinales de aquella Copa de la UEFA. La ‘Germanor’ sobrevino en la última década un cisma que en la actualidad ha dejado una relación ‘tirante’ entre ambas hinchadas.  

La directiva

Las buenas relaciones institucionales mutaron en una amistad ficticia que pendía de un hilo a la espera de cualquier turbulencia que propiciase su caída definitiva. Durante las primeras temporadas, el Valencia CF encontró en Villarreal un perfecto destino para sus jugadores en formación como Andrés Palop, David Albelda y Miguel Ángel Angulo. Además, jugadores veteranos como Roberto Fernández o Pep Serer también disfrutaron de un dulce ocaso en el Madrigal. Todos ellos ayudaron, con su granito de arena, al crecimiento ‘groguet’. Sin embargo, cuando las fuerzas se igualaron, los intentos de seducción a jugadores por parte de unos y otros para hacerse con sus servicios y debilitar así, al rival, cobraron tintes beligerantes. El primer traspaso polémico fue el de Jorge López, un jugador que se convirtió en importante en Villarreal y que posteriormente tuvo que presionar para conseguir su salida hacia Mestalla. El nombre de Roberto Fabián Ayala también es uno de los puntos discordantes en esta relación. El argentino se comprometió con el Villarreal tras anunciar que no renovaría con el Valencia, lo que provocó un gran malestar en el seno valencianista ya que los de la Plana se hacían con un gran jugador sin desembolsar ni un solo euro. Finalmente, Ayala no llegó ni siquiera a ser presentado ya que firmó poco días después con el Zaragoza. Pero sin duda, si hay un nombre con el que ambos clubes no llegaron al entendimiento, ese es el de Bruno Soriano. El Villarreal acababa de consumar su descenso a Segunda División cuando el Valencia CF se interesó por el mediocentro de Artana. El capitán del 'Submarino' ha querido suavizar la versión en declaraciones este martes a la Cadena Ser: "Lo que pasó fue que el Valencia se interesó por mi y apostaron fuerte. Sin embargo, el presidente del Villarreal, Fernando Roig, también confió en mis capacidades y me dijo que sería el jugador que devolvería al Villarreal a Primera División. Estoy muy contento por la decisión que tomé". Pero la realidad es que las relaciones entre ambos clubes estaban rotas después de que el Valencia derrotase al Villarreal en la penúltima jornada de liga, lo que motivó que los de Mestalla se topasen con un muro pese a la oferta de 10 millones de euros por el jugador. A Fernando Roig difícilmente se le olvidará aquel tanto en los últimos minutos de la jornada 37 que dejaba a su equipo en una situación verdaderamente comprometida.

Los banquillos

La rivalidad también se trasladó a los banquillos. En los enfrentamientos entre valencianistas y ‘groguets’ saltaban cada vez más chispas y los cuerpos técnicos no quedaban al margen. El actual entrenador del Villarreal CF, Marcelino García Toral, recaló en el banquillo castellonense con el recuerdo de haber negado al Valencia CF temporadas atrás. El Valencia CF le planteó la posibilidad de un proyecto deportivo marcado por la necesidad de vender a sus estrellas, lo que no gustó nada al técnico asturiano. Juan Carlos Garrido y Unai Emery dejaron muy claro su mala relación en la temporada 2010-2011 tras protagonizar varios encuentros en los que se negaron el saludo. Retratado quedó Raúl Garrido, hermano de Juan Carlos y por aquel entonces preparador físico ‘groguet’, al celebrar ante el banquillo del Valencia CF y haciendo el ‘avioncito’, uno de los goles que el Villarreal endosó al Valencia CF en la eliminatoria de Copa del Rey, el día de Reyes de aquella temporada. Emery se cobraría la venganza al final de la temporada siguiente al celebrar el gol de Jonas en el último minuto, al más puro estilo de la ‘croqueta’ del de Hondarribia.
El último episodio de esta polémica coexistencia en los banquillos se produjo en la presente temporada. Marcelino había sido nombrado mejor entrenador del mes de diciembre por la LFP, sin embargo, el premio fue a parar, finalmente, a manos de Nuno Espírito Santo. El asturiano criticó duramente en rueda de prensa esta decisión.

 Rivalidad en el campo

El buen hacer de los directivos ‘groguets’ en el Villarreal hizo que los castellonenses creciesen y comenzasen a pelear por objetivos similares al Valencia CF. Como ya se ha dicho, el punto de inflexión fueron las semifinales de la UEFA del año 2004 que el Valencia CF tan sólo pudo superar gracias a un penalti, no exento de polémica, que transformó Mista. A partir de entonces, el Villarreal se convirtió en un habitual en las competiciones europeas y las fuerzas también se igualaron en los enfrentamientos directos. Algunos de los momentos más recordados son las goleadas protagonizadas por unos y otros. También la celebración del subcampeonato ‘groguet’ la temporada 2007-2008 o la humillación copera, antes mencionada, a la que el Valencia contestó con una ‘manita’ un mes después en Mestalla. A día de hoy, todavía escuece en el seno villarrealense el postrero gol de Jonas en la penúltima jornada de la temporada 2011/2012 que presagiaba la caída a los infiernos de los de la Plana.
 
 
 
 
 
 

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