La magia europea en Nervión frente a crispación con consejo por posible venta
La magia que envuelve siempre a los partidos europeos en el Ramón Sánchez Pizjuán se pone a prueba la tarde noche de este jueves en el decisivo choque con el Krasnodar ruso, en el que el Sevilla se juega seguir vivo, al estar latente la crispación del sevillismo con sus rectores por la posible venta del club.
Los sevillistas de base llegan con sentimientos encontrados a una cita trascendental, en la que el pentacampeón de la Liga Europa está obligado a ganar para acceder a los dieciseisavos de ese torneo sin mirar a lo que haga el Standard belga en Turquía; por un lado, saben que su equipo les necesita y, por otro, quieren expresar su rotundo rechazo a una hipotética venta del club a un grupo externo.
Es probable que la brecha abierta por ese motivo entre el sevillismo de a pie y sus máximos accionistas, evidenciada claramente en la crispada junta general del pasado lunes, se deje notar en el estadio de Nervión, un hecho que llega en el momento más inoportuno al estar también en juego continuar en Europa.
Desde todos los estamentos del club, incluidos el presidente, José Castro, el técnico Pablo Machín y la plantilla, se ha hecho hincapié en que ahora es necesario centrarse en lo deportivo y alentar, como siempre, al equipo, con lo que casi con toda seguridad las protestas se dejarán para el descanso o el final del partido, o bien para otro momento.
El Sevilla ha querido ayudar a que el estadio presente una gran entrada y el habitual ambiente de las citas europeas, para lo que ha sacado una promoción por la que los socios podían retirar una entrada bonificada al precio de 10, 15 o 20 euros, además de haber repartido entre el público bufandas con el lema 'Nunca me rindo'.
