El atronador son del Sevilla

El Sevilla ha brindado una atractiva fiesta futbolística este domingo por la mañana ante un flojísimo Deportivo. Una goleada para el disfrute de los aficionados, que han cantado y bailado al son atronador de un equipo que se ha desayunado casi sin despeinarse a su rival. Y lo ha hecho el conjunto de Emery con una nueva variante, mucho más ofensiva y definitiva. Una variante que convierte a este equipo en más brillante, más espectacular, quizás menos fuerte, pero lo suficientemente superior para masacrar a rivales como el gallego en el Sánchez Pizjuán.
El conjunto sevillista llega pues al parón cómodamente instalado en los puestos de la Liga de Campeones, ni más ni menos que tercero haga lo que haga el Real Madrid y por delante del actual campeón, el Atlético, precisamente el único capaz de causarle daño a este Sevilla por el momento esta Liga. Completa, con 16 puntos, un buen inicio de la temporada y con dos alternativas claras en su juego. Una fuerte, potente físicamente, con la que ha sumado la mayoría de sus puntos. Y otra lucida, colorista, también ganadora, que ha encontrado su mayor obra esta matinal en una goleada cómoda y rotunda. Evidentemente, esas variantes la conforman las indicaciones del entrenador y las elecciones de los jugadores. Ante el Deportivo la apuesta fue clara: menos rival, más fútbol, menos fortaleza.
Unai Emery apostó pues por una alineación que implicaba un obligado cambio de estilo en el Sevilla con respecto a las primeras jornadas. Con Denis Suárez, Vitolo, Deulofeu, Bacca y Banega en el once era evidente que el plan local era diferente al de otros días de esta misma Liga. Y aunque tardó en plasmarse en el campo, se plasmó. Los sevillistas se hicieron más con la pelota y el Deportivo buscó descarada e inocuamente el contragolpe. Los de Nervión, con transiciones rápidas, llegaban con soltura a la línea de tres cuartos, y ahí entraban en acción futbolistas como Deulofeu, Vitolo, Denis, Bacca e incluso los dos laterales, que se incorporaban con asiduidad. Con tantas opciones y tanta calidad en esas zonas del campo, el peligro fluía casi de por sí. Destacaron Denis y Deulofeu, aunque el primero fallara un gol clamoroso y el segundo alternara maravillosas acciones técnicas con individualismo puro y duro. Curiosamente, en el día en que mejor combinó el Sevilla, de nuevo el marcador se abrió a balón parado. A la condescendencia de la zaga del Deportivo se unieron un magnífico golpeo de Deulofeu, un inteligente bloqueo de Carriço y un gran remate de M'Bia de cabeza. El Sevilla se gustaba y se adelantaba en el marcador. Y parecía discurrir el partido con normalidad, si no fuera porque Banega se empeñó en lo que no había hacer, conducir demasiado en el centro del campo. Robó el Deportivo, provocó una falta y Medunjanin la 'clavó' mientras Beto, inmóvil, veía cómo esa pelota se clavaba en la red. 
Pero el empate, acción aislada, propiciada por el propio Sevilla y puntual, no era óbice para que la lógica y la calidad siguiera su cauce. Pudo marcar Tremoulinas en una nueva jugada de estrategia (calcada a un gol de Alberto Moreno al Athletic la pasada campaña), pero estrelló su balón en el larguero. Pero el que marcó fue Bacca, tras un buen pase de Deulofeu, esta vez por el centro, y una digna porfía de Bacca en el área que acabó en gol. E incluso hasta el descanso pudo llegar algún tanto más. En todo caso era cuestión de tiempo, porque el Sevilla era y se mostraba tan superior que en alguna acción colectiva o individual terminaría por perforar de nuevo la red de Lux. Fue en una del primer tipo, con toques entre Tremoulinas, Banega, Bacca, asistente, y de nuevo M'Bia, una vez más goleador. 
El partido ya estaba sentenciado. Solo faltaba contabilizar el calibre de la goleada del Sevilla ante un mínimo Deportivo que para colmo se mostraba colaboracionista con la causa nervionense. Lo fue en el cuarto tanto, en una nueva asistencia de Deulofeu a Vitolo que, si bien había errado antes en un uno contra uno, en la siguiente pudo hacer el cuarto y disparar la felicidad de las gradas en el Sánchez Pizjuán.
Y la fiesta continuó. Se permitió el lujo incluso el equipo hispalense de fallar un penalti que se fabricó y erró el mismo Carlos Bacca, algo displicente en el lanzamiento. Deulofeu, hasta su cambio, el mismo Bacca, Vitolo, Aspas cuando salió... hubo ocasiones para firmar la manita ante un roto Deportivo. Se quedó la goleada en cuatro, y el Sevilla en 16, ni más ni menos, tercero en la tabla y con la afición disfrutando del equipo. La sintonía del Sevilla suena bien.