Un mecherazo en el Calderón sale más barato que unas observaciones a Teixeira

Hace tiempo que en esta sociedad legalidad no es sinónimo de justicia. De hecho, empiezan a ser dos conceptos hasta alejados según el caso. Cuando nos adentramos en el mundo de la justicia futbolística, cabe afirmar que incluso son dos conceptos hasta contrarios. 

Y es pertinente esta reflexión porque esta semana hemos vuelto a asistir a unas esperpénticas decisiones en manos de los órganos encargados de impartir la ley futbolística y deportiva, que no justicia, que es importante discernir. Esos órganos, encarnados esta vez en el Comité de Competición, han plasmado en pocos días el irremediable devenir por el que transita la justicia deportiva, en concreto la futbolística, en este país. Hete aquí, la de arrimarse y calentarse en el ascua de los equipos considerados grandes, respaldados por una importante masa social y mediática y que, circunstancial o prolongadamente, gozan de apoyos en diferentes sectores que hace recomendable no impartir justicia si son afectados. Hacen cumplir normas y leyes, que no justicia, insistimos.
Lo que motiva este artículo y la indignación de todo ser que siga este mundo futbolístico es la sanción de 600 euros al Atlético de Madrid por un mecherazo a Cristiano Ronaldo en el partido de la Copa del Rey de esta semana. Y apercibimiento de sanción más grave (hasta ahí podíamos llegar). Razona el Comité de Competición (¿?) que ese hecho fue "aislado y para el que se ha utilizado un objeto cuya introducción no está prohibida en recintos deportivos y que, afortunadamente, no causó daño o lesión al jugador que recibió el impacto, ni interfirió en el normal desarrollo del encuentro (que se encontraba en la fase de descanso)".
No es necesario recordar los enormes agravios comparativos entre esta decisión y otras del pasado ocurridas en Sevilla, en ambas aceras, la sevillista y la bética. No lo es porque el propio Comité se encarga de presentarnos motivos más frescos para el sarcasmo y hasta la sorna.
Esta misma semana, el mismo Comité de Competición decidió sancionar al Sevilla con 602 euros (dos euros más que al Atlético, nótese la diferencia) en virtud del artículo 110 del Código Disciplinario de la RFEF "por alteración leve del orden del encuentro". Estas alteraciones consistían en unas observaciones de Monchi al colegiado ("vaya tela, nos jugamos la vida") y por otras de Emery que le costaron una amonestación.
Un enjuiciamiento ligero y sarcástico expondría con prontitud aquello de "sale más barato un mecherazo a Cristiano que una protesta al árbitro". Pero en realidad cabría añadir en el primer presupuesto, "si eres el Atlético de Madrid u otro equipo grande" y en el segundo "si eres el Sevilla u otro equipo de medida similar o inferior".
Para lo que no hace falta ni sarcasmo ni ironía es para declarar abiertamente que la competición que disputan el Sevilla, el Betis, el Real Madrid, el Barcelona, el Atlético, el Málaga, el Athletic, etcétera, etcétera... es del todo injusta. Porque hay claros beneficios a una cúpula de clubes y gravosos perjuicios a otros. Y cabe destacar que los mismos clubes, que componen la asamblea de la RFEF, lo permiten. Por todo ello, en este mundo del fútbol, la justicia está tan, tan lejos de la legalidad. No esperen más.