Como en casa en ningún sitio

Álvaro Ramírez IIIEl Sevilla ha goleado al Zaragoza en un encuentro mucho más trascendente de lo que su desarrollo ha dictado. Ha goleado a su rival, algo que ya es habitual en Nervión, con cierta facilidad incluso. Se puso por delante en la primera mitad, se vio con un jugador más poco después y a partir de ahí no perdonó. La aparición goleadora de Coke y las contras ante un equipo ya muerto hicieron el resto.

La realidad es que en el Sánchez Pizjuán en el Sevilla es un equipo fiable, muy fiable, tiene credibilidad. Debería mandar una instancia José María del Nido a la RFEF para que todos los partidos los jugase su equipo en su estadio. Con partidos más o menos brillantes, el conjunto de Emery siempre está en casa un punto por encima de su rival, lo suficiente para jugar en campo contrario, para que los laterales arrinconen a las defensas rivales, para que los centrocampistas barran la zona de rechace y para que los delanteros y los centrocampistas alcancen zonas francas de remate y así atosigar a sus rivales, metiendo balones y balones en el área desde los costados, de una u otra forma, con más o menos precisión. Pero la sensación de dominio, de superioridad, la transmite siempre.

Y por eso, de una u otra forma, suele llegar el gol. En un arranque de partido algo frío, pero con más control sevillista, esta vez apareció Coke para abrir la lata tras una falta y un rechace en el área. Frialdad del lateral para colarla cómo y dónde debía. Hasta entonces, además, el Zaragoza no había tenido apenas opciones, por lo que la diferencia de un gol se suponía, como sería, abismal, y tanto.
Más abismal aún cuando Babovic se buscó de forma absurda su expulsión y convirtió el partido en un largo llano sin obstáculos para los nervionenses.
Con uno más, con espacios, a un ritmo más parsimonioso, la autoridad del Sevilla aumentó. Reyes, que en partidos como estos, ante rivales medianos y de ritmo menos exigente, marca las diferencias, se gustó, buscó espacios, las dio con sentido y se convirtió en goleador y asistente.
Pero espacio aparte merece Coke, que si ya abrió el marcador fue el que de verdad puso tierra de por medio con un golazo desde fuera del área que confirma su progresión y su realización por fin como lateral diestro del Sevilla, con sus cosas buenas y las malas. Últimamente más de las primeras.
El caso es que la segunda parte fue coser y cantar. Llegó además un tanto para Negredo, para reafirmar su liderazgo entre los goleadores nacionales, y hasta dio tiempo a Emery para intentar ganarse para la causa a Cala, al que le dio casi un tiempo después de haber comenzado el encuentro con Fernando Navarro de central y Alberto en la banda.
Y con el partido decidido prácticamente desde la primera mitad, dio tiempo al Sevilla a tomarse el partido con más tranquilidad y a mirar al futuro. Al menos puede seguir haciéndolo, porque los tres puntos ante el Zaragoza permiten seguir metido en la pelea por Europa, la difícil pelea por Europa. La frontera está a cuatro puntos, o puede que a cinco. El problema es que de los 10 partidos que restan cinco serán fuera. Si lo soluciona, tiene un gran apoyo: los otros cinco son el Pizjuán, en casa.