Otra Copa igual

Álvaro Ramírez IIIEl Sevilla ha goleado al Zaragoza en la vuelta de los cuartos de final y se ha clasificado para las semifinales de la Copa del Rey. Meritorio, sin duda, y dulcemente habitual, porque es la sexta vez en los últimos diez años que el conjunto nervionense se mete entre los cuatro mejores del torneo. 

El equipo hispalense se ha mostrado muy solvente ante el maño. No dio opción a los aragoneses (tres remates totales de los de Jiménez en todo el partido) y aprovechó las circunstancias favorables del encuentro para rematar la eliminatoria y de paso reencontrarse con el gol, que ya tocaba. En especial Negredo, que hizo doblete y marcó sus primeros goles de 2013. La goleada hispalense, además, mantiene viva la vía de la ilusión que supone la Copa del Rey, una competición que ha ganado el Sevilla en dos ocasiones en los últimos años y que, llegado este punto, no solo puede salvar la temporada, sino que en el mejor de los casos la puede convertir en histórica. Todo dependerá de las semifinales ante el rival que depare la vuelta de los cuartos entre el Betis y el Atlético.

Para ello, claro está, ha tenido que superar el Sevilla sus propios cuartos. Y en el balance general ha sido merecedor del pasaporte. Ya fue superior en la ida y lo ha sido claramente en la vuelta.
El equipo nervionense, por el momento, tiene unas pocas lecciones aprendidas desde la llegada de Unai Emery. No son muchas, ni retorcidas, pero al menos las va asentando el conjunto sevillista. Por ejemplo, se sitúa y ocupa mucho mejor el campo que en la etapa Míchel. Eso se nota en las posibilidades en ataque y a la hora de sacar la pelota, muchas veces por la banda derecha, pero también en defensa, porque al estar más cercanos los futbolistas unos de otros el rival tiene que aplicarse en la precisión y en el regate a veces. Además, eso posibilita que la presión del equipo hispalense sea más unánime y recia.
Otra de las consignas del vasco es buscar la banda, y buscarla de verdad, con los laterales. Cicinho ha ganado protagonismo y ante el Zaragoza ha completado un  buen partido (magnífica jugada en el penalti del 3-0), pero es que Fernando Navarro también tiene más profundidad. Para ello, claro está, los dos pivotes del mediocampo se descuelgan menos, quizás tengan menos llegada por sorpresa al área, pero guardan mejor la posición.
No es el gran secreto del fútbol el que aplica el Sevilla de Emery por el momento, pero está haciendo que poco a poco su equipo gane en seguridad (un gol recibido, y de qué manera, en los tres partidos con el vasco).
Estas primeras lecciones del dogma Emery permiten, al menos, que el Sevilla no pierda partidos por sí mismo. Y permite también que cuando un partido se pone tierno para sus aspiraciones, como el de este miércoles ante el Zaragoza, el Sevilla acabe catándolo y comiéndoselo.
Porque es cierto que el partido se puso de cara con la justa expulsión de Fernández por roja directa, sencillamente porque no se puede entrar como entró el zaragocista, pero también que el Sevilla no dio pie a sorpresas.
Negredo se reencontró con el gol, por partida doble, y allanó el partido y la eliminatoria con su gol de cabeza a pase de Rakitic. Fue el croata el que en el descuento de la primera mitad firmó una gran cabalgada y un gran gol para prácticamente dejar vista para sentencia la eliminatoria y el pase a la semifinal.
En la segunda mitad, con todo, el equipo andaluz quiso evitar sorpresas desagradables y buscó el tercero pronto, y llegó en el citado gol de Negredo de penalti. Con el partido ya decidido y casi muerto, Manu hizo el cuarto y coronó una buena noche para los sevillistas, que a pesar de soportar por el momento una sufrida temporada, ya se ven a dos partidos de una nueva final y con licencia para soñar.