Copa para el psicoanálisis
El Sevilla anda en proceso de psicoanálisis profundo. Su entrenador, Míchel, lo promueve últimamente cada vez que habla en sala de prensa. Apunta a sus jugadores, les cede la responsabilidad, les exige, les anima a reivindicarse.
Pretende el técnico, de esta forma, solucionar el grave problema de identidad que tiene su equipo, que un día es el más comprometido del mundo y otro parece estar compuesto y mezclado al hacer sin ton ni son, sin ningún pegamento ni criterio. Así es el Sevilla, este Sevilla, el Sevilla desde hace unos años, implicado unas veces, despegado muchas otras.
Y Míchel, Del Nido, Monchi pretenden que sus futbolistas de una vez por todas entiendan cuál es el camino correcto, que hagan del carácter su forma de vida, de competición, pero es complicado.
Este psicoanálisis nervionense se está produciendo a lo largo de la competición. Realmente no se ha podido corregir de una temporada a otra. Realmente o los jugadores no tienen el amor propio entre sus virtudes o el entrenador o entrenadores, este y los anteriores, no consiguen transmitírselas como deben. Y se paga, se paga en Liga con goleadas como las de Calderón y se paga en los partidos a domicilio.
Por eso el encuentro de vuelta de la Copa del Rey ante el Español de este miércoles es tan oportuno y tempestivo para el Sevilla. Porque además de jugarse el pase a la siguiente ronda, la de octavos, viniendo de un resultado cómodo de la ida (3-1) y ante un rival tocado (es colista, cambió de entrenador este lunes), el encuentro es un auténtico termómetro de cómo está el vestuario sevillista, de en qué punto está el psicoanálisis sevillista.
El partido lo tiene todo para que los jugadores de blanco y rojo saquen a pasear su desconcentración y su volatilidad, ciertamente. Partido fuera, resultado cómodo y eliminatoria encaminada, rival flojo, colista, y ambiente crispado en el estadio contrario. Teniendo en cuenta la pasta de los futbolistas sevillistas, todo apunta a repetir 'un Vigo, un Romareda o un Calderón'. Pero por contra está el toque de atención del entrenador, las críticas del presidente, la llamada al orgullo y, por supuesto, el pase a los octavos de final de una Copa del Rey que puede ser una buena vía de escape a la realidad, por ahora, timorata de la Liga.
Evidentemente todo lo que no sea pasar para el Sevilla es un desastre de incalculabes consecuencias. Pero aún pasando a octavos, el conjunto hispalense tiene posibles ganancias y pérdidas en el encuentro, en lo moral, en lo anímico.
Incluso particularmente el encuentro puede ser pertinente para que algunos jugadores recuperen algo de moral. Lo de recuperar fútbol está más complicado porque no se sabe si lo tienen en algunos casos. Por ejemplo, Babá. El senegalés, o mete un gol ya, o corre el riesgo de convertirse en objetivo y personificación de las críticas al plantel. Sobre todo teniendo en cuenta que tiene por delante partidos de titularidad con la baja de Negredo. Luego hay otros futbolistas cambiantes, como Reyes. Y luego hay otros que tendrán que aprovechar su oportunidad y la "agitación" y "cambios" que ha advertido Míchel en la previa. Quien sabe si jugadores como Hervás, Kondogbia, Coke, Cala... empiezan a entrar poco a poco en el equipo. Si lo hacen, de ellos se espera al menos carácter, el mismo que intentará insuflar el recién llegado Javier Aguirre a los jugadores del Español.
Alineaciones probables:
RCD Español: Casilla; Javi López, R. Rodríguez, Colotto, Capdevila; Víctor Sánchez, Baena; Rui Fonte, Tejera, Albín; Stuani.
Suplentes: C. Álvarez; Héctor Moreno, Forlín, V. Álvarez, Mattioni, Gómez, Afonso, Longo, Verdú, Wakaso.
Sevilla FC: Diego López; Coke, Fazio, Botía, Fernando Navarro; Javi Hervás, Kondogbia, Medel; Jesús Navas, Babá, Perotti.
Suplentes: Palop; Cala, Maduro, Luna, Rakitic, Reyes, Álex Rubio.
