El Sevilla empieza a cojear

Álvaro Ramírez IIIEn Vigo ha cojeado por la banda izquierda, sobre todo. Y ha cojeado por los sustitutos de las numerosas bajas con las que ha llegado el Sevilla a Balaídos. Y también por las extrañas decisiones de Míchel. Y ha vuelto a cojear algo en defensa.

El Sevilla en Vigo ha dado una imagen que poco ha tenido que ver con el Sevilla del inicio de la temporada, que se adjudicó con justicia unas virtudes envidiables de intensidad, concentración, solidaridad y defensa, sobre todo. Esas virtudes parece que se fueron al garete con la lesión de Trochowski y las sanciones de Rakitic y Medel. El conjunto nervionense echó muchísimo en falta a sus futbolistas del mediocampo porque Campaña y Kondogbia, voluntariosos, estuvieron tremendamente erráticos y propiciaron que el control del partido nunca fuera sevillista. Han demostrado, a día de hoy, estar a años luz de los titulares, por lo menos a día de hoy. Los experimentos de Míchel, con los que luego iremos, también propiciaron minutos para Babá, perdido en un 'antisistema', y Reyes... En su caso la pérdida parece crónica desde su regreso a Nervión. Nulo, impreciso, apático, inofensivo, inoperante.

Pero a pesar de las bajas, a pesar de sufrir un penalti que Mateu Lahoz no habría pitado, atendiendo su criterio de la semana anterior, el Sevilla realmente estuvo mal situado sobre el campo de forma tan clara y evidente que resultó casi exasperante. Para paliar las bajas de Rakitic, Medel y Trochowski, Míchel optó por experimentar, porque es un experimento de enorme calado jugar sin banda izquierda en ataque, colocar a Babá no se sabe bien dónde y regalar una banda vacía tanto en ataque como a la hora de defender. Un sinsentido que pasó factura al Sevilla.   
Porque se volvió previsible, siempre volcado a la derecha, y porque estuvo enormemente fallón en el pase, cerca y lejos del área. Campaña y Kondogbia se movían bien, pero ejecutaban de forma desastrosa. Tampoco el resto mejoraba la nota media.
Estaba claro que la cosa no funcionaba, y Míchel reaccionó, pero equivocadamente. Equivocó la solución y el hombre que debía aportarla. Sacó a Reyes, pero no para ocupar la banda izquierda, sino para actuar por detrás de Negredo. Y Reyes demostró, una vez más, que no es que no esté para jugar en la banda izquierda, sino que directamente no está para jugar. Y no tiene nada que ver con las lesiones. Rezará Míchel para que Perotti se recupere pronto. Lo visto en Balaídos deja claro que la banda izquierda, a día de hoy, si no está Trochowski, debe ocuparla Luna. A lo mejor no aporta más calidad, pero aporta más que Manu y Reyes, aporta presión y pelea. Eso ya es mucho.
Por eso cuando Aspas marcó, con media hora de partido por delante, en un penalti que deja a las claras que los árbitros no tienen ni idea qué criterio utilizar con las manos (en una semana ha quedado patente), tampoco es que el Sevilla ofreciera mucho más de lo que había ofrecido antes. Apenas Cicinho y Navas por la banda derecha generaban peligro.
Pero el Celta no se equivocó. Sin ser nada del otro mundo, y apenas con un revoloteador Aspas, se replegó atrás sin conceder demasiado. Con eso le bastó, porque el conjunto nervionense tampoco apretó tanto como para sacar a relucir su debilidad. Alguna ocasión tuvo en cualquier caso el Sevilla, pero también el Celta, que además sentenció el encuentro ante la pasividad de la zaga nervionense.
El Sevilla, cojo de una banda, asimétrico por obra y gracia de las lesiones, de las sanciones y de su entrenador, cayó merecidamente ante un Celta que se equivocó menos y que se esforzó más. Derrota justa por tanto.