El entrenador del Sevilla, Míchel, ha concedido una entrevista en los medios oficiales en la que ha ofrecido algunas claves de su trabajo y de cómo quiere conducir la plantilla nervionense. Por ejemplo, avanza que su primer objetivo es tender la mano de los jugadores. "Pero hasta que no se demuestre lo contrario, yo soy el que mando", matiza. Y explica cómo quiere llevar y tratar a los jugadores.
"No puede ser siempre de la misma manera. Si tu la mala leche la expresas cada día en las mismas dosis, llega un momento en que ni la mala leche es efectiva, porque dicen, ‘bueno, ya está aquí éste, que se ha levantado como todos los días’... Y al final no te hacen caso. Tiene que haber diferentes maneras de afrontar las situaciones, para que sepan cuando estás con ellos y cuando les pides a ellos. Ahora, antes de estar con ellos, les estamos pidiendo para estar mucho más con ellos, porque ellos mismos te lo reconocen, que han estado por debajo de sus prestaciones. Y a partir de ahí podemos ser lo amigos que quieran, pero el trabajo para ellos es lo primero y el entrenador soy yo. Y hasta que no se demuestre lo contrario, yo soy el que mando. Pero les tiendo la mano, porque quiero que vengan conmigo, porque si al final sólo aplico mala leche me voy yo con mi orgullo y llego solo al campo... Al final el jugador te detecta rápidamente y si llegas con la estampita de ser un sargento a los dos días ni los gritos les afectan. Entonces habrá días que sea sargento, habrá días que sea padre, habrá días que sea abuelo, pero siempre, siempre seré exigente. Mi padre me quiere mucho, pero siempre ha sido tremendamente exigente conmigo. Y yo lo aplico igual a mis hijos y exactamente igual a mis jugadores".
Por todo ello, Míchel se define como "un entrenador estricto, pero cercano". "Los jugadores saben que conmigo se puede dialogar constantemente, e incluso discutir, pero luego cada uno tiene que entender cuál es su responsabilidad. Y la mía es alinear. No hay ninguno, ninguno de los que están en el vestuario que tenga más ganas de que las cosas les salgan bien al Sevilla. Ninguno más que yo, o sea, que a partir de ahí, arreando".
Además, ha insistido en la calidad de la plantilla: "Uno, cuando los ve entrenar, moverse y hacer acciones técnicas, no es que tenga la intuición, es que me estoy dando cuenta que estamos ante unos jugadores muy buenos. ¿Que la cabeza tiene mucha importancia? Pero también el corazón y el corazón en un equipo como éste se te tiene que salir del pecho en todos los partidos, pero también en cada entrenamiento".
Para Míchel, el método "tiene que ver con la cercanía, con la comunicación y también con la naturalidad. Ellos ya saben que con el trabajo no se juega y que tienen que desarrollar todas sus cualidades...".
En concreto, ha hablado del centro del campo. Cree que es "muy bueno". "Tenemos centrocampistas de todas las categorías, pero con un elemento, un denominador común, que es que todos saben qué hacer con el balón y eso es fantástico".
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