Un paseo hasta el liderato (4-0)

El Sevilla no ha tenido el más mínimo problema para golear al Karpaty ucraniano en el partido más fácil que se recuerda en competición europea. El choque ha quedado resuelto en una primera parte comodísima en la que Capel ha sido el futbolista más incisivo, Negredo el estilete que ha dinamitado a la defensa visitante, y Alfaro el más oportunista de cara a puerta. Cigarini ha dejado además algunos detalles de que tiene calidad, aunque no le acompañan las condiciones físicas. No debe ser de todas formas una vara de medir muy real este Karpaty que ha ejercido y probablemente seguirá ejerciendo de comparsa durante toda esta fase de la competición.  
Hasta el propio Sevilla debió quedar sorprendido por la debilidad y la poca sangre del Karpaty.  Los ucranianos, simplemente, no estaban. Deambulaban por el campo esperando que el chaparrón pasase lo antes posible y firmaban una derrota honrosa. Habían abandonado toda esperanza de agarrarse a una posible clasificación para la siguiente ronda y no competían.
 Así las cosas, Negredo, poco después de fallar un gol increíble de cabeza, robaba la cartera a uno de los centrales y templaba para que Alfaro, con la testa, hiciese en el segundo palo y sin oposición el 1-0. La lata estaba abierta y nada se interponía en el camino de un Sevilla que encontraba, en un detalle de calidad de Cigarini, el segundo. El italiano ponía en el techo de la red una falta desde la frontal del área. Se situaba perpendicular al balón y la metía sin apenas carrerilla. Golazo. El tercero llegaba en el 41 y el partido se acababa. Negredo recibía, levantaba la cabeza, disparaba suave buscando la parábola por encima del portero y encontraba el larguero, pero Alfaro estaba con la caña preparada y volvía a empujarla de cabeza. Al descanso, la sensación no parecía la de un partido de competición europea. Había sido todo demasiado sencillo. 
Lejos de tirar de orgullo, los ucranianos salieron al campo en la segunda mitad con los brazos más abajo. Los pasillos para Alfaro, Negredo y José Carlos eran enormes y las ocasiones llegaban en cascada. A los cinco minutos, José Carlos disparaba desde la frontal tras marcharse de un defensa, el portero no blocaba y Negredo convertía el rechace. 4-0 con un mundo por delante. Pero ya no habría casi nada más. El equipo se borraba de toda gana de competir. Simplemente se dedicaba a sestear hasta el soporífero final.