Los impagos vienen de lejos
Los impagos han sido una constante durante estos últimos años en el Recreativo de Huelva. Los pagos sobre la bocina el 30 de junio para evitar el descenso de categoría, una campaña de salvación en la que se volcó toda la ciudadanía y una inyección del Ayuntamiento de casi diez millones para paliar deudas del club con Hacienda y Seguridad Social.
El Recre 'vendió' durante todo el verano pasado que no volvería a pasar la lamentable situación de no pagar las nóminas a futbolistas y empleados durante este curso 2018/19. Tal es así que lograron convencer al técnico José María Salmerón o a futbolistas de la talla de Tropi, Carlos Martínez o Iván González para que viniesen a Huelva.
Pues bien, es la primera semana de noviembre y ya se adeudan las mensualidades de octubre, septiembre y agosto. Tres nóminas y todo acaba de comenzar.
El club vuelve a estar asfixiado por las deudas. Del dineral logrado por la campaña de abonados ya nada se sabe y hay una importante falta de entrada de ingresos publicitarios. Cada dos por tres aparecen deudas con exempleados y nuevos gastos que hay que afrontar cuando no se tiene liquidez.
El consejo de administración recreativista busca dinero desde debajo de las piedras pero no encuentran una solución definitiva. Mientras tanto, el Ayuntamiento de Huelva, como propietario de la entidad decana, ni tuge ni muge. Silencio por respuesta. Ni el alcalde ni nadie del equipo de Gobierno municipal aparece para dar explicaciones sobre la situación económica ni de las previsiones para los próximos meses.
Ya los futbolistas encendieron la luz de alarma la pasada semana. Salmerón se unió este viernes, al hablar con mucha claridad sobre la realidad. Sin abonar las mensualidades, los jugadores podrán marcharse a coste cero este próximo 1 de enero. Además, el club onubense no podrá fichar porque tendrá los derechos federativos, si no se pone al corriente de pago en las próximas fechas.
Esta situación no viene de ahora, viene de lejos. Pero sí es verdad que desde el club onubense se vendió una nueva realidad que el tiempo le ha quitado la razón.
