Víctor Fernández o el arte del 'kintsugi'
El Real Zaragoza consiguió vencer a la UD Las Palmas. Nada nuevo, tres puntos más para la cuenta del equipo aragonés en la que fue la enésima reconstrucción del equipo. Ante la ausencia obligada de Alberto Soro, Víctor Fernández volvió a variar el equipo, una vez más el conjunto blanquillo aceptó la transformación y se hizo fuerte pese a las carencias.
Había avisado el técnico, que no quiso engañar a nadie en su momento. “Tenemos que sobrevivir y llegar a enero”. Lo decía Víctor con vista a un mercado invernal en el que reforzar la plantilla tras meses de contratiempos y dificultades. Sin embargo, el Real Zaragoza ha conseguido permanecer en la resistencia, haciendo de la supervivencia una virtud con la que afrontar el futuro con esperanza.
Y es que Víctor Fernández parece haberse hecho especialista en el arte del 'kintsugi' a lo largo de esta temporada. Toda una filosofía procedente de Japón. Allí se restauran las piezas cerámicas quebradas con resina de oro, otorgándole a la cicatriz que deja la fractura la categoría joya. Así como el Real Zaragoza se ha hecho fuerte en la desgracia y solvente en la precariedad.
En una temporada en la que los problemas, ordinarios y extraordinarios, han acompañado al conjunto aragonés en su transcurrir por LaLiga SmartBank, parece estar más cerca que nunca la posibilidad de luchar con garantías por el ansiado ascenso de categoría. Todo gracias a la fuerza de un grupo capaz de sobreponerse a cada golpe y hacer de cada cicatriz una obra de arte. Aunque el camino que queda por delante todavía es largo, la llama de la esperanza permanece y la fuerza del 'kintsugi' está del lado de este Real Zaragoza.
