Así fue 2016 (I): Ilusión tras la revolución

Comenzamos el repaso al año que termina para el Real Zaragoza con este primer artículo en el que nos centraremos en los tres primeros meses del año, los que trajeron la ilusión al seno del equipo blanquillo tras la llegada de Lluís Carreras al banquillo de La Romareda acompañado de un nutrido grupo de nuevos futbolistas.

Enero – El primer mes del año trajo una auténtica revolución para el Real Zaragoza. Los malos resultados se llevaron por delante a Ranko Popovic, que a punto había estado de ascender una temporada antes y trajeron a orillas del Ebro a Lluís Carreras, un exjugador de renombre pero sin excesiva experiencia en los banquillos. Una elección que correspondió a Narcís Juliá, también nombrado como nuevo director deportivo de la entidad aragonesa tras la salida de Martín González. Y de la mano de los nuevos componentes del área deportiva llegaron también un puñado de jugadores: Lanzarote, Guitián, Dongou, Campins, Javi Ros y Culio. Salieron también otros como Aria, Jorge Díaz y Ortuño.
Para el recuerdo quedará la presentación de Culio, un profesional de la polémica que supo salir airoso ante una grada enfurecida a la que prometió el fútbol que nunca acabó de llegar, para meses más tarde declararse arrepentido de haber firmado por el equipo blanquillo.
Los refuerzos no se vieron compensados con resultados y el mes de enero dejó al equipo todavía más tocado. El empate sobre la bocina en el derbi aragonés vino acompañado de las derrotas en Oviedo, Almería y ante el Mirandés en La Romareda. Tan solo una victoria en el primer mes del año, ante la Llagostera y por la mínima que dejó al equipo aragonés a mitad de tabla, apenas, eso sí, a seis puntos de los puestos de promoción.
Febrero – Una vez cerrado el mercado y con todas las piezas puestas ya sobre el tapete, el Real Zaragoza mostró otra cara, la mejor quizá en la temporada. Tras haber tocado fondo en el estadio de los Juegos del Mediterráneo, el equipo blanquillo consiguió dos importantes victorias de forma consecutiva. La primera ante el Leganés, que ya por entonces era uno de los gallitos de la competición y ocupaba puesto de ascenso directo. La segunda, en Córdoba, en el que fue posiblemente el mejor encuentro del equipo dirigido por Carreras.
Un mes que se cerró sin derrotas tras el empate en El Sadar y con una nueva victoria, en esta ocasión ante el Lugo en La Romareda. El club aragonés volvía a mirar hacia arriba con esperanza pues la promoción se situó a tan solo dos puntos y el ascenso directo a siete, con mucho todavía por jugar.
Marzo – La estabilidad parecía haber llegado al seno de un club agitado constantemente por las dudas. Sin excesivo brillo pero con eficacia y gracias a la aportación de los refuerzos, en especial de Lanzarote, Ros y Guitián, el equipo sacaba los partidos y sumaba puntos que le permitían mantenerse en la parte alta de la clasificación. Se empataba ante el líder, el Alavés, en Mendizorroza; se ganó al Albacete casi de milagro y se volvía de Tenerife con un nuevo empate que dejaba al equipo quinto a tan solo cuatro puntos del ascenso directo.
Pero en eso llegó el Girona y despertó viejos fantasmas. Un 0-3 que dolió y recordó lo sucedido la temporada anterior y el ascenso que pudo ser y no fue. Los catalanes volvían a asaltar el fortín blanquillo para hurgar en una herida todavía por cerrar. No era más que un partido, una derrota que sin embargo, se convirtió en síntoma de lo que estaba por llegar.