1-1: Agridulce empate para un evolutivo Pucela

Sergio González se había lamentado en muchas fases de la temporada de la poca continuidad que había tenido en el once. "Déficit", lo llego a definir y no mentía. El Real Valladolid quería y quiere crecer desde una base de jugadores titulares y la visita del Levante UD ofrecía esa posibilidad al repetir once titular por tercera jornada consecutiva.

La base deseada y la renta de dos victorias acumuladas invitaba a ver la mejor versión del Pucela en la temporada en este duelo con el que se abría la undécima jornada de LaLiga Santander. Las expectativas eran unas y la realidad no estuvo muy lejos pese a la sensación final.

Pese a que la tercera victoria consecutiva se ha resistido, el empate deja más regusto positivo que negativo. En mayores fases del partido el Real Valladolid fue mejor que el rival. Pese a que el final del duelo está marcado por el empujón de los granotas, el partido completo muestra un Pucela mejor e ilusionante.

Un Pucela impreciso

El modelo de juego que tiene implantado Paco López en el Levante UD es muy propio. Los granotas poseen automatismos ofensivos muy claros. El estilo condiciona mucho los partidos y, en este caso, ocurrió durante los 90 minutos pero, sobre todo, en la primera media hora.  El Real Valladolid de Sergio González no suele firmar partidos como éste, pero ante el Levante, sí. No es la primera vez. En las dos temporadas anteriores ha ocurrido.

Son partidos abiertos en los que al Real Valladolid le cuesta entrar. En esta ocasión no fue diferente. Los primeros 20 minutos fueron visitantes. Sin opción a debate. Un Pucela muy ancho sobre el terreno de juego tenía problemas para defender las transiciones valencianas y, ahí, los granotas, se veían cómodos. Así, el miedo se instalaba en los pucelanos hasta que el duelo fue asentando al Pucela sobre el terreno de juego.

Muy inferiores en los primeros 20 minutos, la segunda fase de la primera parte fue llevando al Real Valladolid al control del partido. De forma progresiva, los pucelanos dominaban el duelo y llegaban al descanso con el encuentro más en su terreno. Dejados las errores y las imprecisiones iniciales, el Pucela llegaba fuerte al descanso y arrancaba la segunda parte igual de convencido.

¡Marcos André!

El patrón con el que se cerraba la primera parte se iniciaba la segunda y, en esa base, Marcos André volvió a demostrar el momento en el que se encuentra. Una brillante acción de Óscar Plano en el perfil izquierdo terminaba en el tercer tanto consecutivo del '16' y con la confirmación de que el Real Valladolid estaba siendo mejor que el Levante en la evolución del partido.

Con respuestas, variantes y posibilidades, también, para jugar en campo abierto y no sólo en cuestión de aprovechar errores, los de Sergio González crecían en el partido y no daban un paso atrás tras el gol. El empuje granota existía, sus llegadas no se frenaban y la sensación de peligro era latente. Todos esos ingredientes estaban, es cierto, pero ciertamente controlados.

El Real Valladolid sufría pero sabía hacerlo. Sorprendentemente, lo tenía todo controlado. Era una sorpresa verlo por propuesta pasadas pero no por ausencia de posibilidades de una plantilla con opciones y variantes. El partido estaba controlado pese a vivirse más en campo local que visitante hasta que Dani Gómez estuvo más veloz que Joaquín Fernández en el área.

Mala sensación final

Hasta ese momento, estuvo más cerca el segundo gol local, con una enorme ocasión de Rubén Alcaraz es una gran transición liderada por Fabián Orellana pero todo cambió por ese error. Pese al inmejorable partido del almeriense, el '24' cometió un falló que cambió el duelo y creó el miedo en el Pucela para los últimos 10 minutos.

En esa última fase, el campo se inclinó a la portería de Jordi Masip y el Levante vivió sus mejores momentos. Pese a ello, Jota tuvo la victoria en sus botas en la muestra de que el Real Valladolid tiene mucho donde elegir y muchos estilos en los que defenderse y con los que ser mejor que el rival. Con todo, ésta es la mejor lectura que se puede hacer de un agridulce empate de un evolutivo Pucela.