Necesaria estabilidad

Ésta y la pasada temporada en el Real Valladolid se resumen en que en la actualidad hay una pausa mayor y una tranquilidad más elevada pero, sobre todo, destaca por existir una confianza superior en el equipo y en el trabajo del proyecto de Paco Herrera. Lo triste es que, a nivel de resultados, ambas son temporadas similares hasta la fecha. El Pucela no encuentra estabilidad ni regularidad y los vallisoletanos tienen un duelo de gran exigencia en la visita del tercer mejor equipo del momento en la categoría, el Club Deportivo Tenerife.

 
El equipo de Pep Lluís Martí, gran estrella del equipo canario, llega al Nuevo Estadio José Zorrilla con 11 puntos en 2017, sólo por detrás del Levante UD y el Girona FC, los dos primeros, en esa clasificación parcial. Los canarios están convencidos de su filosofía y de su estilo. Así han conseguido una buena regularidad en las últimas semanas. Son un equipo que cree en sus posibilidades y que, ahora mismo, posee muchos de los ingredientes que tanto busca el Real Valladolid.
Dejando a un lado los resultados que, por el momento, favorecen a los canarios, con tres puntos más, la exigencia de unos y de otros no es la misma. El Real Valladolid es apretado en la búsqueda de una permanencia casi obligada en la zona de play off mientras que los canarios disfrutan de todo lo que tienen y miran a objetivos ambiciosos con timidez. Con ello, y pese a la diferencia en la clasificación, la presión recae en el equipo de Paco Herrera. El conjunto que, actualmente, es menos regular y que necesita más estabilidad es al que se le demandará un mejor juego y un nivel más alto de fútbol.

Dos cambios

Todas esas peticiones se realizarán desde un cambio de esquema que Paco Herrera no escondía en su comparecencia previa pero que tampoco confirmaba. Pese a todo, parece seguro que, tras los últimos acontecimientos, el Pucela formará con tres jugadores ofensivos. Exigiendo el entorno el fin del rombo en el centro del campo y la entrada de Raúl de Tomás como titular, el equipo estará muy cerca de iniciar con un once muy similar al que formen Isaac Becerra; Javi Moyano, Álex Pérez, Alberto Guitián, Luciano Balbi; André Leão, Joan Jordán, Míchel Herrero; Juan Villar, Jose Arnáiz y Raúl de Tomás.
Con dos cambios de nombre sobre el último partido pero, sobre todo, la variación en el esquema, el Real Valladolid se enfrenta a un equipo que tiene a su revelación en el terreno de juego y a su nueva ilusión en casa. Si Amath Ndiaye, exíntegrante de las categorías inferiores pucelanas, viaja con el equipo, Goku Shibasaki, estrella japonesa recién llegada, no lo hace por problemas de aclimatación que le pueden llevar de vuelta a Japón.
En un duelo que dirigirá el madrileño Valentín Pizarro Gómez, el Pucela no puede aflojar. Debe encontrar la estabilidad que se le exige y que debe ganarse en partidos tan importantes como éste. De vencer, la plaza de promoción estará de vuelta. De no hacerlo, el rival se alejará como la pasada semana lo hizo el ascenso directo en el Estadio de Montilivi. Un nuevo frente que perdería el Pucela. Una nueva exigencia que aumentaría esta incómoda inestabilidad.