Por la puerta grande

El Rayo Vallecano llegaba al Nuevo Estadio José Zorrilla en la zona baja de la clasificación pero a sólo seis puntos del Real Valladolid. Con la opción de situarse a la distancia de un partido de los pucelanos, los de Rubén Baraja exponían un partido muy exigente al que el Pucela debía responder con el juego del último duelo, ante el Real Oviedo, pero sobre el que debía mejorar la pegada del duelo en el Nuevo Estadio Carlos Tartiere.

 
Para esta exigente partido Paco Herrera no dudaba y formaba, por tercera semana consecutiva, con el rombo en el centro del campo. Cerrando definitivamente el debate con Jose Arnáiz gracias a titularidad de la que disfrutaba el de Talavera de la Reina, el resto del equipo era el mismo que formaba en la reciente derrota (1-0) ante el Real Oviedo y en la victoria (1-0) ante el Cádiz CF. Repitiendo por segunda jornada consecutiva Pau Torres como cancerbero pucelano, el Pucela daba continuidad al equipo que tan buena juego realizó en Asturias pero que tan poco éxito se llevó.
En esta ocasión, el plan salió a la perfección. El Pucela, que comenzaría perdiendo tras el tempranero gol de Manucho, se repuso, como no hacía desde hace dos años y ganaba el partido gracias a la genialidad de Míchel Herrero y el acierto goleador de sus dos delanteros titulares. Jose Arnáiz y Juan Villar guiaban una victoria que deja al Pucela con 34 puntos y en la zona de promoción

Empezar perdiendo

La exigencia eres total. La intención, también, pero la realidad, muy dura. Tres minutos tras el pitido inicial de López Amaya y cuando muchos de los 8.406 espectadores que se congregarían en el Nuevo Estadio José Zorrilla aún no se habían sentado en sus asientos, Manucho, que regresaba a Zorrilla tras tres años, rompía el marcador. Los de Paco Herrera casi comenzaban perdiendo el partido y debían asumir un nuevo golpe en su memoria. Tras cumplir dos años sin remontar un partido, la obligación era total. Un equipo carente de datos y fuerza lejos de su estadio, comenzaba mandando en el terreno de juego. El Rayo era mejor.
El entramado defensivo propuesto por Rubén Baraja salía a la perfección. Los madrileños no dejaban espacios entre líneas y los pucelanos se topaban constantemente con la fuerza de un equipo que pese al puesto clasificatorio, mostraba hechuras de equipo fiable, trabajado y con personalidad. Eran mejores y sabían, ante todo, explotar mejor sus cualidades.
Bien encerrados en su campo, buscaban fallos en la construcción del rivales y detalles que pudieran aprovechar. En uno de ellos, Diego Aguirre se hizo con el balón y en una transición rápida disponía el final de la fortaleza pucelana en Zorrilla. Los 556 minutos sin encajar gol por parte pucelana dijeron adiós. Era el minuto tres pero éste era el resumen de los primeros 45 minutos. El Rayo Vallecano regalaba el dominio al Real Valladolid pero sabiendo cómo podía hacerle daño. Fuerza en las transiciones y potencia en las áreas. La zona de Gazzaniga, que realizaba una buena intervención a Juan Villar, y la de Pau Torres, eran visitantes. El resto del terreno de juego, local. Errores del pasado resumidos en 45 minutos y dictaminados en tres.

Balones a Míchel

Comenzaba la segunda parte y el Real Valladolid no conseguía tomar parte en el partido. No superaba el entramado defensivo de Rubén Baraja y, tras el primer cuarto de hora, Paco Herrera tomaba cartas en el asunto. Preparaba el primer cambio con la entrada de Raúl de Tomás cuando Míchel Herrero agarraba el balón, regateaba a uno y a otro y disponía para que Jose Arnáiz pusiera la primera piedra de ese partido soñado que Paco Herrera describía en la rueda de prensa previa de este jueves.

El pacense quería ganar y con el tanto de Jose Arnáiz llegaba el primer punto llegaba. El '29' conseguía el tanto del empate pero nada frenaba la intención del cuerpo técnico blanquivioleta. El '47' entraba al terreno de juego para sustituir a Alex López. Cambio ofensivo de los pucelanos que formaban con una versión de tres jugadores ofensivos que pronto dieron la vuelta al marcador gracias a otra genialidad técnica de Míchel Herrero. El '21', determinante en la creación, asistía en la reacción pucelana.

¿Remontada?

Tras una semana en la que se ha hablado, largo y tendido, de las remontadas en el Real Valladolid, que no se producen desde hace dos años, cuatro minutos de gran acierto de las opciones ofensivas del Real Valladolid hicieron visualizar el éxito. La remontada, tras 92 partidos, era posible. Estaba en la palma de la mano gracias a la rapidez con la que Míchel disponía una falta y tras la calidad con la que Juan Villar finalizaba dentro del área. El quinto tanto del '7' blanquivioleta generaba una remontada momentánea que Paco Herrera quiso gestionar con la entrada de dos cambios más.
La entrada de Sergio Marcos a falta de siete minutos para el final demostraba que, como en el Estadio ramón de Carranza, Paco Herrera quería dormir el partido desde el balón. Lo propuso y lo consiguió. Desde la entrada de el Sacedón no ocurría nada en el terreno de juego y el Pucela conseguía el objetivo que se marcaba para el partido. Duerme en zona de play off por la puerta grande. Con un tanto de Jose, como pedía Herrera y tras remontar, como no ocurría desde el 25 de enero de 2015.