Golpe encima de la mesa

El Real Valladolid presentó sus credenciales a estar entre los mejores de la Liga 1|2|3 con un partido solvente que pone de manifiesto que se puede ganar jugando bien, que el gol tenía que aparecer tarde o temprano y que físicamente no se puede dudar de los de Paco Herrera. El Pucela rompió en la segunda parte un encuentro en el que la lluvia multiplicó la exigencia que ya suponía enfrentarse a un equipo que llegaba a Valladolid segundo y tras seis partidos consecutivos sin caer derrotado. Números que ahora heredan los vallisoletanos que, contando la Copa frente al Tenerife, han sobrevivido a Alcorcón, Nàstic, Zaragoza, Córdoba y Sevilla Atlético, con un balance de 11 de los últimos 15 puntos posibles.

 
Aunque Paco Herrera avisó de que el Sevilla Atlético no era un filial al uso, la primera jugada de peligro visitante retrató la soltura de un equipo B. Velocidad, soltura y brío que bloqueó a la defensa del Real Valladolid. Fue el momento de Isaac Becerra, que supo mantener el tipo para que el balón rebotase en su cuerpo y el peligro se alejase. Necesitaba el badalonés estar acertado en la primera jugada. Sus gritos fueron más de rabia que nunca. Necesitaba justificar el Trofeo Zamora que recibirá el próximo lunes y que le valió para convertirle en el fichaje estrella del Pucela este pasado verano.
Pese a que los primeros cinco minutos fueron un monólogo blanquivioleta, el Valladolid entregó el balón a los de Diego Martínez, que repitieron haciendo daño por la izquierda con un centro que achicó Rafa López para no complicar a Becerra. Decidió entonces el equipo vallisoletano verticalizarse. Juan Villar y Míchel, por cortesía de Joan Jordán, fueron los primeros en recibir dentro del área, sin llegar a intimidar al héroe del ascenso sevillista, Churripi. La pelea por mantener la posesión del esférico se encarneció pese a lo pesado del campo, que acumulaba todo el agua caída durante la mañana del sábado. Daba igual. Nadie quería renunciar a sus señas de identidad.

El Pucela se hace con el dominio

Cumplido el 13, una buena combinación en escalada vallisoletana terminó con un acercamiento de Alberto Guitián, que se atrevió con un golpeo lejano que se fue por encima de la portería de Caro. Álex López tenía ganas de fiesta y en complicidad con Jordán desarbolaba el centro del campo hispalense. Arias López empezaba a dar muestras de impunidad cuando el Real Valladolid rondaba la frontal. Superado el 18 de la primera parte, el Sevilla Atlético tuvo dos saques de esquina de forma consecutiva. Fue una forma de probar la estrategia defensiva pucelana, que salió airosa con una opción en corto del Sevilla y un balón al segundo palo de dificultoso remate. La contra la aprovechó Lucho Balbi para enfilar hacia la otra portería. Lo hizo todo bien hasta que tuvo que elegir entre buscar portería o poner el balón a los pies de Villar, que esperaba solo en el segundo palo. El argentino debió pensar que, para una vez que se iba al ataque, no se iba a quedar con las ganas de darse un homenaje. Una falta lejana y un nuevo córner fueron las réplicas andaluzas. Guitián se fue creciendo con el paso de los minutos y Jordán le iba a la zaga. Ambos combinaron en el ecuador del primer acto y asistieron a Raúl de Tomás, que patinó en el peor momento. Pese a ello, el madrileño se rehizo y buscó portería. Churripi blocó sin sufrimiento. De Tomás vería la primera amarilla del partido pocos minutos después. Arias López no perdonaba ni una al Pucela y Zorrilla empezaba a hartarse del doble rasero del cántabro, que no tuvo más remedio que amonestar a Bernardo Cruz en el 33 para que el partido se empatase también en tarjetas. Si hacer una primera parte perfecta, el Real Valladolid había conseguido maniatar al Sevilla Atlético, que ni pisaba los dominios de Becerra. De vez en cuando marcaba territorio con un disparo lejano. Una vez más, solo faltaba el gol, suplicio blanquivioleta en la actual temporada.

La lluvia lleva a la heroica

En el descanso la lluvia reapareció sobre Zorrilla con fuerza y la segunda parte comenzó siendo un calco de la primera. El Sevilla Atlético hizo un amago de mandar, pero pronto reculó. Fue entonces cuando Juan Villar arrancó la moto en una buena combinación con Javi Moyano. En un visto y no visto, Villar se plantó solo delante de Churripi y armó el disparo. Se encontró con el guardameta sevillista, pero el rechazo le favoreció y a la segunda no perdonó. La locura se desató en en el Estadio, que ansiaba celebrar un gol después de 135 minutos de 0-0 en Zorrilla sumando el encuentro frente al Zaragoza. En ambos partidos los de Herrera merecían marcar. El Pucela no puso el freno para evitar una respuesta del filial, y Raúl de Tomás rozó el segundo en un disparo lejano que se envenenó tras tocar en un rival.
El Sevilla Atlético no lucía pero el 1-0 le dejaba vivo. Ivi, a balón parado, probaba la confianza de Becerra, que poco después atrapaba en el segundo palo tras un córner un esférico de los que le hacen sufrir. Cuando parecía que el Real Valladolid iba camino de atrincherarse y rezar, apareció Joan Jordán para hacer el 2-0 con un disparo lejano y ajustado que superó a Caro y que llevó la tranquilidad a las gradas de Zorrilla.