El Promesas se pone serio

18 puntos en 12 jornadas. Ninguna broma para el Real Valladolid Promesas que demostró, en un gran partido, el gran momento por el que atraviesa, derrotando merecidamente a un Burgos que mucho tendrá que mejorar para salir de la zona baja. Los de Rubén Albés vuelven a ver puerta con facilidad, dejando atrás su pequeño bache del mes pasado.

 
El inicio del partido no presagiaba nada de lo que iba a ocurrir. Con mucha tensión pero sin ritmo se anunciaba aburrimiento en la espléndida tarde vallisoletana. Sin embargo, nada más lejos de la realidad. Tras unos minutos de tanteo entre ambos equipos, pronto se veía lo que iba a ser una constante durante los noventa minutos: el conjunto visitante mostraba el por qué de su situación en la tabla, colista destacado del Grupo I de Segunda División B.
Enseguida Fernando Calero avisaba a balón parado con una doble ocasión de cabeza con remate al larguero incluido, pero eran los burgaleses los que golpeaban primero. Adrián Hernández, que ya había mojado la campaña anterior en el terreno de juego pucelano, adelantaba a su equipo con un perfecto remate de cabeza tras un centro medido desde la derecha.

Remontada exprés

Se las prometían muy felices los de Javier 'Manix' Mandiola pero, en muy poco tiempo, todo iba a cambiar. Primero, David Mayoral se aprovechaba de una nueva indecisión de la defensa a pelota parada y, con un derechazo, empataba el encuentro. Más tarde, era Iván Martín el que encontraba las redes tras una gran jugada personal que dejaba sentado a un Aurreko que salía a la desesperada. Y faltaba uno más. Higinio Marín anotaba el tercero a placer después de un pase de la muerte desde la izquierda. Visto y no visto. Veinte minutos habían transcurrido desde que los blanquinegros se habían adelantado y el marcador ya reflejaba un 3-1.
Los visitantes no se lo explicaban y decidían tomar cartas en el asunto. Jorge Fernández se excedía en un codazo sobre Dani Vega, y el jugador blanquivioleta tenía que ser sustituido por un corte en la ceja antes del descanso.

La velocidad como arma

La segunda parte no variaba en demasía el panorama. Los vallisoletanos dejaban el dominio a los burgaleses y buscaban matar a la contra. En una de ellas, Iván Martín se plantaba solo ante el cancerbero pero su vaselina se estrellaba en el larguero. Los de Manix no carburaban e insistían en pelotas largas que lo único que encontraban eran pérdidas absurdas. No obstante, pronto se ponían el mono de trabajo. La entrada de Álvaro Montero les daba aire pero la madera escupía uno de sus disparos. También lo intentaba el goleador Adrián Hernández cuyo lanzamiento de falta repelía Dani Hernández en una intervención de mérito y, cuando el portero no lo impedía, su tanto era anulado por fuera de juego.
Los burgaleses se desesperaban y, para más inri, los de Rubén Albés tenían la opción de sentenciar el choque. Rezola Etxeberria no pitaba un claro penalti por agarrón a Iván Martín y, en una jugada posterior, Aurreko salvaba un mano a mano de Mayoral.

Minutos de tensión

Cuando todo se encaminaba a una victoria plácida de los pucelanos, el Burgos le ponía picante. Un intento de Álvaro Montero sufría varios rechazos y acababa golpeando en un Óscar Arroyo que introducía el balón en su propia portería acortando distancias.
Los locales se ponían nerviosos al ver peligrar una victoria totalmente merecida, pero no iban a dejar ningún cabo suelto y, tras un balón perdido en el centro campo por parte de los burgaleses, Higinio lograba el cuarto y, con él, la puntilla.
Festival de los blanquivioleta, que consiguen su tercera victoria consecutiva y suman 18 puntos en la tabla, acercándose de forma seria a la zona alta antes de visitar el próximo domingo al CD Lealtad en Villaviciosa.