Las consecuencias de la última visita oscense

El pasado 6 de marzo la Sociedad Deportiva Huesca visitaba por última vez el estadio José Zorrilla. No fue ni un partido ni una derrota más en la triste temporada pasada. Todo lo que aconteció sobre la victoria oscense en el feudo blanquivioleta acarreó consecuencias sobre un Real Valladolid que hacía aguas en todos los estamentos. Esta derrota desató la ira de unos, el enfado de otros y la decepción del resto. Un partido para olvidar en su momento pero para recordar pasados estos meses.

 
Tras ver cómo Darwin Machis daba lo tres puntos al equipo de Juan Antonio Anquela, los vallisoletanos tuvieron enfrentamientos internos, cruces de declaraciones, graves acusaciones, una larga reunión con Carlos Suárez y hasta un gran victoria (2-4) en el Nuevo Carlos Tartiere ante el Real Oviedo. Tras perder (0-1) ante los aragoneses, el seno blanquivioleta no fue igual y por ello queremos recordarlo con todo lujo de detalles en ElDesmarque Valladolid.

Triste partido

Más allá del resultado, quedaba la imagen y las estadísticas de un partido muy por debajo de lo esperado. Perdiendo y merecidamente, el encuentro tuvo detalles preocupantes. Pese a que el Real Valladolid lo afrontaba desde el undécimo puesto, el bagaje dejaría éste como el peor partido de la temporada hasta la fecha. Ocho pases en el último cuarto de campo y sólo dos disparos a la portería de Leo Franco hicieron de la derrota un castigo muy merecido para los locales. Ochos saques de esquina pero ningún remate entre los tres palos. Un intento sin fuerza, sin personalidad ni continuidad.
Con un equipo que perdería sus cambios antes del descanso al ver cómo se lesionaba André Leão al poco de comenzar y tras una polémica sustitución de Miguel Ángel Portugal en la que Vincenzo Rennella y Manu del Moral dejaban sus puestos a Johan Mojica y Óscar González, el Pucela trabajaría en la segunda parte sin posibilidades de refresco, algo que Álvaro Rubio pagaría con una lesión muscular.
Con todo ello, este Real Valladolid tocaría fondo. Se vio envuelto en un encuentro del que no supo salir, y más, tras el tanto de minuto 26. Por detrás en el marcador, los pucelanos murieron y firmaron su octava derrota de la temporada pero, posiblemente, la más dura. Con esos tres puntos el equipo se hubiera colocado a solamente uno del play-off. Nunca estuvo tan cerca.

Cruce de declaraciones

Si lo ocurrido sobre el césped no fue del agrado de nadie, lo acontecido tras el partido, menos aún. Portugal daba el pistoletazo de salida a un cruce de declaraciones a los que no faltaría nadie. Mientras el preparador se mostraba tan enfadado como nunca, dejaba caer la opción de que el equipo disputaba el partido con una propuesta de primas por parte del Club. Señalando como nunca al vestuario, el míster arriesgaba.
El burgalés encontró una rápida respuesta. Óscar González afirmaba no saber nada del tema de una forma muy contundente al ser preguntado. "¿Primas? Ni había ni hay nada", fue su respuesta. El salmantino dejaba por mentiroso al entrenador segundos después. Casualidad o no, el '10' ya sólo jugaría 12 minutos más bajo las órdenes del ex del Racing de Santander o Real Madrid Castilla. El Pucela se perdía en el campo pero, sobre todo, fuera de él. No había comunicación ni entendimiento, algo que no aportaría Carlos Suárez, que añadió mucha más gasolina a la situación.
Tras el partido y la dura y humillante derrota, el máximo accionista del club quiso comparecer ante los medios de comunicación. Quería expresar que sentía tras el enésimo rídículo de la temporada. Y no se cortaba: "Hay determinadas cosas que no voy a decir" porque "se está caliente", aseguraba. "Sólo faltaría que cuando a uno le priman y le motivan tenga tensión. Tensión tiene la gente que paga el puñetero abono para venir aquí a ver esto", argumentaba mientras afirmaba que el presidente parecía que solamente está "para pagar todos los meses y cuadrar el presupuesto". Sin dudarlo, Carlos Suárez cerraba su enfado con una invitación a la plantilla: "Deberían ver el partido esta noche, analizar muchas cosas y hacer un análisis de conciencia y propósito de enmienda".
Entre unos y otros el ambiente se contaminaba. Más de lo que ya estaba. El Real Valladolid había explotado y nada se salvaba ya porque, aunque por puntos era posible el objetivo, ya nadie creía en él. Lo habían derruido entre todos.

El perdón del vestuario

Como ya está ocurriendo durante esta temporada, el vestuario analizaba el partido en las redes sociales y, en este caso, tocaba pedir perdón. Rennella, uno de los jugadores más señalados por su actitud tras el cambio, pedía perdón en Instagram. No era el único que se expresaba. Javi Chica reconocía sentirse mal y Javi Moyano haber vivido un "partido díficil". Apelando a las palabras de Portugal en las que aseguraba que éste era un partido que "no se podía repetir", el equipo hacía propósito de enmienda. Una idea y propuesta que sólo duró unos días. Pocas semanas después todo volvió a su camino. El equipo ya no era tal.

Dos horas de reunión

Como las palabras se las lleva el viento, al club no le fue suficiente con ver la actitud de los jugadores en las redes sociales. Quería saber más y entender qué había dentro. Por ello, Carlos Suárez citaría a la plantilla en la Residencia de Jóvenes Jugadores el lunes. Pasadas las horas y con las aguas más calmadas, el presidente se reunió con toda la plantilla menos con Manu del Moral, convaleciente de su lesión.
Fue una comparecencia larga. Muy larga. Casi dos horas de encuentro entre dirigentes y plantilla en los que se intentaría buscar un punto de encuentro. Lo acontecido en dicha reunión nunca se conoció y sólo se tuvieron la palabras de Álvaro Rubio horas después como explicación. El capitán, requerido por los medios de comunicación al día siguiente, expuso que "no es el estilo de Carlos Suárez echar la bronca" y que en ese momento todos creían en el objetivo y en las ambiciones del equipo. Se ofreció un estilo conciliador de la reunión. Tristemente nada se cumplió y al equipo no le valió, a largo plazo, con esa reunión que destapó La 8 de RTVCYL en sus informativos.

Rápida y esporádica reacción

Tras esta dura derrota, la reacción fue tan positiva como esporádica. El juego hasta esa fecha del equipo, la sensación de que Miguel Ángel Portugal había quemado su última baza como gestor de grupo y el ambiente contaminado del equipo y el entorno hacían no mostrar optimismo de cara al siguiente partido, uno de los duelos más esperados de la temporada. La visita blanquivioleta al Carlos Tartiere de Oviedo estaba marcada en el calendario de un aficionado que, pese a todo, no se quiso perder el encuentro.
Con el apoyo de más de 1.500 aficionados, el Real Valladolid llegaría a Asturias con la intención de darle la vuelta a la tortilla. Se consiguió pero solamente de forma fugaz. La sublime victoria (2-4) ante el equipo que hasta aquel día dirigía Sergio Egea levantaría momentáneamente los ánimos de una afición que nunca se llegó a esperanzar con el equipo más de dos semanas consecutivas. Tras todo lo vivido, la reacción en Oviedo quedaría sólo como aquel magnífico recuerdo de una viaje de ilusión en el que Juan Villar hizo tres goles pero del que no se pudieron obtener más que tres puntos.
Así, seis meses y medio después, la Sociedad Deportiva Huesca regresa a Valladolid. Lo hace pudiendo volver a revolucionar al equipo blanquivioleta. Tras lo acontecido en el pasado mes de marzo, los de Anquela tendrá en sus manos poder crear la cuarta derrota consecutiva del Real Valladolid de Paco Herrera. Pese a que, actualmente, el ambiente no es tan incómodo como el de aquella ocasión, una nueva derrota elevaría los nervios y las presiones acumuladas en las últimas semanas.