La tortura de Alejandro Alfaro llega a su fin

Cuando dentro de unos años Alejandro Alfaro haga el repaso a su carrera deportiva recordará con pena y tristeza su paso de dos temporadas por el Nuevo Estadio José Zorrilla. El onubense llegó como una de las últimas piezas del primer proyecto que Braulio Vázquez diseñaba en Valladolid. En los últimos días del mercado de 2014, Alfaro firmaba por el equipo que entrenaba Joan Francesc Ferrer 'Rubi'.

 
Casi dos años después de aquello, el jugador se marcha casi con tantos días lesionado como minutos de juego. 1.242, repartidos en 20 partidos, Son un bagaje que no ha cubierto ni la base de lo que el '11' blanquivioleta esperaba para esta época. La dureza de la primera temporada se multiplicó en ésta que acaba de terminar. Alfaro, que comenzó teniendo un papel importante en las primeras cuatro jornadas, vivió su primer revés en el final de la etapa de Gaizka Garitano. Estuvo en la enfermería hasta que, ya con Miguel Ángel Portugal en el banquillo, consiguió un éxito para él y su periplo en Pucela.
Entre las jornadas 14 y 21 del reciente campeonato, Alfaro tuvo un lugar privilegiado en el equipo. Disputó ocho partidos de forma consecutiva y vivió cinco titularidades seguidas. Estaba en su mejor momento hasta que la mala suerte le volvió a colocar una piedra en su camino. El 25 de enero caía lesionado en un entrenamiento y volvía a vivir el costoso camino de la temporada anterior. Una larga travesía por la enfermería y los campos de entrenamiento que no le repararon un gran beneficio, ya que estuvo fuera de los terrenos de juego media temporada.

De Mallorca a Mallorca

La lesión que marcó la temporada de Alfaro no parecía grave. Unas semanas fuera del equipo y volvería a ser de la partida para un Portugal que intercalaba su entrada en la banda izquierda con el juego de velocidad de Johan Mojica. Tristemente, esa pequeña dolencia fue creciendo y creciendo hasta hacerle perder toda la segunda vuelta.
La última participación de Alfaro con el Real Valladolid hasta la última jornada fue cuando saltó al terreno de juego en el minuto 71 de la victoria (0-1) ante el Real Club Deportivo Mallorca. Tras ese triunfo firmado por Juan Villar en el tiempo de descuento hasta la última jornada, cuando volvió a jugar ante el que fue equipo, el extremo del Pucela vivió un largo tormento de 139 días lesionado que no tuvo consuelo. Semana tras semana, Alfaro veía que no estaba recuperado.
Su tragedia de la temporada pasada tenía aumento en ésta. Nada se solucionaba y nada tenía mejora. Su contrato se iba reduciendo y, con él, se iba terminado una larga pesadilla para el canterano del Sevilla FC. Con un puñado de partidos en dos temporadas y una diversidad total de lesiones, el onubense cierra la etapa pucelana con pena, dolor y mucha resignación. Además de por firmar una "temporada lamentable", como todos sus compañeros, Alfaro deja Zorrilla marcado por unas dolencias físicas que han marcado su pasado y su presente, pero que espera que no dictaminen su futuro.