Julio Hernando se despide del Pucela con una emotiva carta

Ha pasado por muchas situaciones. Unas veces, alegres. Otras, tristes. Pero Julio Hernando, a las duras y a las maduras, siempre estuvo al servicio en el Real Valladolid en las últimas veinte temporadas. Desde las categorías inferiores hasta la primera plantilla, ha formado parte de los cuerpos técnicos de Pepe Moré, Fernando Vázquez, Alberto López, Miguel Ángel Portugal o Gaizka Garitano.

 
Y precisamente el vasco, a pesar de que solamente estuvo nueve jornadas en el Real Valladolid, quedó encantado con el trabajo del preparador físico y no ha dudado en requerirle para que le acompañe en su nueva etapa como entrenador del Deportivo de La Coruña, en Primera División.
Hernando nunca había pensado dejar su casa después de tanto tiempo, y más, sabiendo que el nuevo míster pucelano, Paco Herrera, contaba con él para su proyecto, a pesar de aterrizar con otro preparador físico de su confianza, Fran Albert. Pero la oferta del club coruñés era irrechazable y Julio pone rumbo a tierras gallegas, no sin antes despedirse del Real Valladolid a través de una carta publicada en su cuenta personal de Twitter.

Jamás pensé que iba a tener que escribir estas líneas. Llevo veinte años en el Real Valladolid y nunca me había planteado abandonar mi casa. Ha sido una decisión muy difícil y me ha costado muchos días tomarla, pero finalmente he optado por emprender una nueva etapa personal y profesional. Desde la distancia, por supuesto y como siempre, estaré muy pendiente de lo que hace mi Pucela, tanto el primer equipo como las categorías inferiores. Espero que el Real Valladolid vuelva cuanto antes a la Primera División, que es donde le corresponde estar por historia, ciudad y afición. Quiero agradecer a Carlos Suárez y a la dirección deportiva dirigida por Braulio Vázquez su buen trato y la comprensión a la hora de entender mi decisión. También le doy las gracias de corazón a todos mis compañeros a lo largo de todos estos años. De todos he aprendido y de todos destaco su compromiso con el club. Para mí no es un adiós, es un hasta luego. Sé que algún día volveré a lucir con orgullo el escudo que siempre me acompañará. Gracias a todos por vuestro respeto y cariño. ¡Aúpa Pucela!