Si queda una esperanza, pasa por El Sadar

Con un punto de los últimos 12 posibles no se puede aspirar a nada. Tristemente, la pena del Real Valladolid no pasa solamente por los resultados sino también por la imagen mostrada en el último mes. En los últimos cuatro partidos el equipo no ha estado a la altura. Sobre todo fuera del estadio José Zorrilla, el equipo no ha competido como debe hacer un club con la historia del Pucela. Los de Miguel Ángel Portugal se deben exigir más y no solo hacerlo por el objetivo de principio de temporada.

 
Pese a que el ascenso, el play-off o las pocas gotas de ilusión se murieran en la derrota (1-2) ante el Real Zaragoza, el equipo tiene en El Sadar una última oportunidad para maquillar su temporada. Si ese maquillaje de las últimas jornadas da para competir por un puesto elevado, mejor. Si, por tristeza, solo da para dejar en intrascendente una campaña que ha pintado negra en muchas fases de la misma será por el resultado en Pamplona. 
Ante los de Enrique Martín se define el futuro. Éste debe pasar por el sosiego. La crispación no ayudará al crecimiento del equipo en el ámbito que le toque. Pamplona decide si el Real Valladolid vive en la calma o en la furia. Por ello, y aunque tres puntos no hagan que el equipo de Portugal pueda superar la décima posición, los pucelanos se juegan más que eso. Ponen en juego ilusión, sentimiento y tranquilidad.

Sin cinco defensas

Para el partido ante los navarros, los pucelanos no harán grandes locuras. Pese a que durante la semana se habló mucho de la opción de que el equipo saliera al terreno de juego con una defensa de cinco hombres, nada más lejos de la realidad. El Real Valladolid formará con una disposición muy similar a la de las últimas semanas y con solo dos cambios en relación a su última formación ante el Real Zaragoza.
Con Kepa Arrizabalaga, Javi Chica, Marcelo Silva, Juanpe Ramírez, Nikos Karampelas; Álvaro Rubio, André Leão; Juan Villar, Manu del Moral, Johan Mojica; y Rodri Ríos, el Pucela se jugará creer y aumentar una renta muy débil en la últimas semanas. Sin resultados, no hay sueño y sin éste no hay ilusión. El Pucela peleará en Pamplona por puntos pero, también, por mantener viva una ilusión en el entorno que se ha perdido tras las últimas derrotas como visitante. Perder (4-1) en Miranda y caer goleado (4-0) en Butarque prueban la fortaleza de un equipo que nunca ha ido sobrado de personalidad.
Sin ella es imposible tener éxito pero tampoco crear una base para el futuro. Por todo ello, el Real Valladolid tiene que aprovechar la baza que se encontrará en El Sadar. Posiblemente la última de la temporada. En ella hay mucho de su futuro y no solo del que, a corto plazo, se decide en las próximas jornadas, sino aquel que puede permitir que el club siga respirando.