La plantilla veraniega que todos envidiaban

Decía Miguel Ángel Portugal tras perder en Anduva que el Real Valladolid solo se podía centrar en el partido ante la Unión Deportiva Almería. Pensar en el equipo de Néstor Gorosito era la mejor receta para olvidar el duro palo sufrido en Miranda de Ebro. Mentalizados ya con el próximo rival, los pucelanos se enfrentan a un equipo que llegará al estadio José Zorrilla en puestos de descenso pero que era, en verano, la envidia de toda la categoría de plata del fútbol español. Fichajes, nombres y más incorporaciones hacían del equipo de Sergi Barjuán el gran señalado para conseguir el ascenso. Meses y tres entrenadores después, la historia no es la esperada.

 

Claro favorito

Tras el descenso de Primera división, la Unión Deportiva Almería era el gran favorito para conseguir el ascenso a Primera división. Renovando el contrato de Sergi Barjuán después de firmar el descenso pero tras liberarle de toda responsabilidad, el club ponía la primera piedra de un proyecto serio, consecuente y con mucha inversión económica detrás. Tras el entrenador, las miras de la dirección deportiva estuvieron en la élite. Futbolistas que habían jugado en la máxima competición española en el último año o que habían llegado hasta ella eran los grandes objetivos.
Así, Jorge Morcillo, Casto Espinosa, Eldin Hadzic, Lolo Reyes o Chuli fueron los primeros jugadores en llegar. Refuerzos de gran renombre que se verían reforzados con la llegada de dos talentos españoles procedentes del fútbol inglés. Tanto José Ángel Pozo como Carlos Cuéllar hacían las maletas desde las islas británicas para llegar al estadio de los Juegos Mediterráneos. El proyecto era claro. El objetivo estaba definido. Solo quedaba ver cómo avanzaba la idea y aquí llegaron los primeros problemas.
Pese al potencial, sobre todo ofensivo, del proyecto, el Almería no arrancó desde un principio. Pese a ganar los dos primeros partidos ligueros y dejar una buena sensación en la primera derrota de la temporada en La Romareda, tres partidos consecutivos perdiendo instalaron un miedo excesivo en las oficinas almerienses. Con la destitución de Sergi Barjuán, el equipo comenzó a definir un triste camino que le lleva hasta el estadio José Zorrilla con sus huesos en puestos de descenso a Segunda división B. 
Tras una revolución en el mercado invernal, con la llegada de más caras nuevas y la salida de varios de los jugadores llegados meses antes, el equipo comenzaba su cuarta etapa de la temporada. Con Néstor Gorosito al frente, el Real Valladolid recibe el domingo a un equipo de potencia, fuerza y bagaje ofensivo pero que ha sido devorado por la categoría. Las prisas por ganar y el poco conocimiento de los tiempos han podido con el equipo.
Por mucha plantilla que pueda existir, la Segunda división necesita de una formación y unas etapas que solo el cuarto entrenador está pudiendo encontrar. Los tres antecesores a Gorosito sólo pudieron alegrarse por formar parte de un proyecto con mucho potencial que les devoró su trabajo y les dejó sin ilusión y sin equipo.