El Real Valladolid elige entre miedos o ilusiones

El Carlos Tartiere curó todas las penas del Real Valladolid. La victoria sobre el Real Oviedo dijo adiós a la tristeza en la que estaba sumido el equipo de Miguel Ángel Portugal tras perder en el estadio José Zorrilla ante la Sociedad Deportiva Huesca. La derrota ante los oscenses supuso el tercer encuentro del Pucela como local sin ganar. Una racha imposible de asumir para un equipo con objetivo de ascender. Tras aquello, sorprendentemente, en Asturias sí se vio a un equipo con hambre de éxito y el Llagostera pondrá a prueba esa recuperación. Si el Real Valladolid quiere cumplir las palabras de Miguel Ángel Portugal, tiene que ganar al Llagostera. Sin paliativos. Sin otra opción.

 
El entrenador burgalés siempre ha confesado que el objetivo vallisoletano es "estar arriba" y el equipo tiene ante él una oportunidad inmejorable para conseguirlo. Ante un rival que siempre ha ganado a los vallisoletanos, el Pucela tiene la obligación de sumar tres puntos, confirmar las sensaciones del Tartiere y superar, una vez más, las innumerables bajas del equipo. En esta ocasión el número es tal que dos jugadores del Promesas acompañan al primer equipo en una convocatoria incompleta.

17 jugadores

Sin Juanpe Ramírez, sancionado y tocado, y sin Marcelo Silva, Nikos Karampelas, Álvaro Rubio, Manu del Moral, André Leão y Alejandro Alfaro, el Real Valladolid no cita a 18 jugadores para el partido. Confirmando las palabras del míster de que sólo convocaría a los jugadores del Promesas necesarios, Portugal llama a Cristian y a Anuar. El defensa central del filial y el centrocampista ceutí completan una citación de la que se obtiene un once con mucha sencillez.
Sabiendo que Kepa Arrizabalaga seguirá siendo la base fija de este equipo, los otros diez jugadores serán: Javi Moyano, Samuel Llorca, Mario Hermoso, Javi Chica; Pedro Tiba, Borja Fernández; Juan Villar, Johan Mojica; Vincezo Rennella y Roger Martí. El once tenía pocas dudas desde la rueda de prensa de Miguel Ángel Portugal pero mucho menos tras la confirmación de la baja de Álvaro Rubio. Sin el riojano para las dos próximas semanas, el Real Valladolid tiene que cambiar su idea pero no su objetivo ganar y ganar. El filial hace acto de presencia con dos jugadores de peso en el equipo que dejan un importante vacio en el partido del filial ante el Atlético Astorga.

Una historia esquiva

El Real Valladolid no puede fallar en la visita del equipo catalán. El conjunto de Oriol Alsina, en puestos de descenso a Segunda división B, prueba la debilidad blanquivioleta ante equipos de la zona baja. Además, el factor Zorrilla juega en contra de los pucelanos. Ya sea por el césped o por el miedo al fallo que tienen los jugadores de Portugal, el equipo vive atemorizado en su estadio y con su gente, aquélla que se verá aumentada con 500 padres.
Ante un miedo ya preocupante de jugar en casa y con un plantel rodeado de bajas, llega un equipo que no ha dado oportunidades al Pucela a lo largo de su historia. Hace un año, creó un triste final a la temporada regular de Rubi y, hace sólo unos meses, provocaron la destitución de Gaizka Garitano tras nueve partidos ligueros en el banquillo blanquivoleta. La dificultad del rival aumenta la trascendencia del partido y prueba los miedos de un Real Valladolid que se juega más que tres puntos.
Los pucelanos se enfrentan a todos sus miedos en un partido que puede marcar el futuro. Ganando, volverán a alimentar las opciones de ascenso. Perdiendo regresarán a su triste realidad y dejarán todo lo vivido en Oviedo como un recuerdo más que como ese punto de inflexión que necesitaba el vestuario y la afición. Aprovechando la inercia del partido ante los asturianos, el Real Valladolid comenzará ganando un partido en el que no puede fallar.