"En los Anexos no se puede entrenar"

Como cada dos semanas, tres futbolistas del Real Valladolid acudían en la tarde del jueves a la sede de una peña de seguidores blanquivioleta, gracias a la iniciativa que la Federación proponía al club al principio de la temporada con el fin de estrechar la distancia entre aficionado y jugador.

 
En esta ocasión, era el turno de la Peña La Garimba de Bienve, con sede en el Barrio de La Pilarica, donde acudían Borja Fernández, Marcelo Silva e Iván Casado. Los tres formaban parte de una charla-coloquio en la que repasaban diversos aspectos de su carrera futbolística y respondían a las preguntas de los aficionados.

Tres historias diferentes

Cada futbolista es un mundo y así se podía comprobar de la boca de los propios protagonistas, que contaban las experiencias vividas. Marcelo Silva dejaba su casa "a los 15 años. Estaba lejos de mi familia y se hace muy difícil al principio. El primer año quería volver cuanto antes pero aguanté. Eso me permitió madurar como persona".
El caso de Iván Casado, central del Promesas, es diferente. A los 12 años, dejaba su pueblo natal, Dueñas, en Palencia, para incorporarse a las categorías inferiores del club: "A esa edad piensas que dónde vas. Estaba cerca de casa, pero mi madre fue la que más sufría. Tardas en adaptarte, pero lo acabas haciendo porque peleas por lo que te gusta. Salir de casa te hace crecer como persona".
Borja centraba sus palabras en la experiencia más exótica que ha tenido, jugar en la India, algo totalmente distinto: "Allí vas siempre con la boca abierta a cualquier sitio; todo te sorprende. La Superliga está muy bien organizada; va mucha gente a los estadios, del orden de 80.000 espectadores por partido". El gallego jugaba en Calcuta, "una de las ciudades mas bonitas del mundo. La llaman la 'ciudad de la alegría' porque todo el mundo sonríe". El centrocampista se acababa adaptando "a todo, menos al picante", bromeaba.
En el fútbol, no todo es bonito y así lo hicieron saber los tres miembros de la plantilla blanquivioleta. Todos mencionaban lo "aburridas pero necesarias que son las charlas y vídeos que ponen los entrenadores", aunque coincidían en que lo peor son las lesiones: "Tienes que ser fuerte de mente porque, si no, te puede afectar mucho", argumentaba el central uruguayo.

El césped, tema estrella

Era el turno de las preguntas de la afición y, como era de esperar, salía a relucir el tema por excelencia de las últimas semanas, el estado del césped de las instalaciones: "No se puede entrenar en los Anexos", decía directamente Silva: "Cambiarlo supone un riesgo porque tendría que asentarse y habría que tener mucho cuidado. Pero, si nos dicen que lo cambian, nosotros encantados. Haríamos un esfuerzo y arriesgaríamos más en los entrenamientos si hiciera falta".
Borja no dejaba la cosa ahí, y extendía el problema a la hierba del Nuevo Estadio José Zorrilla: "Está bastante mal. Contra el Huesca parecía que estaba mejor, pero era desde arriba. No es una excusa pero, quieras o no, te crea inseguridad".

El objetivo, claro

A pesar de la última victoria en Oviedo, no se termina de ver claro el panorama del Real Valladolid en esta temporada, aunque el vestuario es consciente del objetivo y entiende la exigencia del público: "Es normal, el hincha va a la cancha y quiere ver ganar a su equipo. Hay que aprender a convivir con ello", decía Marcelo.
Borja ya vivía otro ascenso con el Pucela. Una época que recuerda con añoranza: "Con Mendi, fue una etapa muy bonita, no solo el año que subimos, y eso que estuvieron a punto de echarle en la quinta o sexta jornada. Se nos comparaba con el equipo de Cantatore; teníamos espíritu ganador". El equipo batió todos los récords en Segunda División aunque, posteriomente, el mediocentro lo volvía a superar en el Real Club Deportivo de La Coruña: "Yo no quería batirlo. Quería empatarlo y compartirlo en los dos equipos", reía.