El peor partido de la temporada pucelana
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El actual Real Valladolid ya había firmado, durante la temporada, encuentros muy difíciles de digerir. Derrotas tan dolorosas como la firmada (2-1) en Palamós o la cosechada en el estadio José Zorrilla (2-3) ante el Real Oviedo habían dejado el listón de la pobreza muy alto. De igual forma, el comienzo de año con el partido ante el Girona en Montilivi (1-0) desilusionaba a cualquiera. Pese a todos esos encuentros, los de Miguel Ángel Portugal tuvieron la oportunidad de superar todo lo negativo el pasado domingo ante la Sociedad Deportiva Huesca y la aprovecharon.
El juego firmado ante el equipo de Juan Antonio Anquela deja a los pucelanos en un nivel paupérrimo. La confianza sobre el proyecto se ha roto y el entorno blanquivioleta, pese a su gran asistencia al Carlos Tartiere de Oviedo, ve muy difícil ya no el ascenso, sino que el equipo pucelano pueda conseguir firmar una digna temporada.
Sin tiros ni profundidad
Ganar un encuentro sin tirar a puerta es imposible y el Real Valladolid, ante la Sociedad Deportiva Huesca, solo consiguió dos tiros entre los tres palos, por los seis del rival. De todo lo creado durante el encuentro, los locales solamente lograron firmar el 25% de los remates. El resto, debilidad y más debilidad ante la meta de un experimentado Leo Franco que nunca se vio sobrepasado, como se esperaba ante un equipo que se jugaba otra "final" para su objetivo.
El Real Valladolid no encontró vías para llegar al gol y no lo hizo porque casi no se acercó a la meta altoaragonesa. De los 492 pases que realizaron los vallisoletanos, una cifra muy similar a la de otros partidos con el técnico burgalés en el banquillo, solo ocho fueron buenos en el último cuarto del campo. Cerca de la portería oscense, el Real Valladolid se nublaba. Los jugadores más ofensivos de la propuesta de Miguel Ángel Portugal no estaban acertados y los blanquivioleta no conseguían generar ocasiones ni consumiendo los cambios en los primeros 40 minutos.
Ni en jugada elaborada ni a balón parado. Pese a disfrutar de ocho saques de esquina, el doble que el rival, Leo Franco no se vio intimidado. No pasó apuros porque estaba presenciando el peor partido de la temporada del Real Valladolid, un encuentro que tiene que crear soluciones. La reunión de Carlos Suárez con la plantilla debe ayudar al equipo a limpiar su imagen. Tristemente, tal obligación se convierte en una nueva etapa que debe quemar el equipo. Otro obstáculo antes de afrontar sus opciones, reales o irreales, para intentar asaltar la zona de play-off.